domingo, 27 de mayo de 2018

Sabotaje

Vivir no es fácil, y madurar, que es el proceso, tampoco lo es. A veces es hasta agotador: pasas de estar con los ojos velados por las verdades a medias, las dulcificadas, las que no ves de niño, a verlo todo sin esa neblina y en su clara perspectiva. El mundo ni es fácil, ni es bonito en su mayor parte. Y aún así, hay mucha belleza, belleza que se queda nublada por ese manto de desconfianzas, de inseguridades que me da el conocimiento de cómo es en verdad mi alrededor. Ser consciente no es fácil, vivir sin temor y con ese saber en mi poder mucho más. 

Llegados a este punto, hace falta respirar hondo. No todo es blanco, ni negro, a veces está todo en los matices, esos que me hacen también dudar. ¿Es neblina que oculta la realidad, es cierto o es la ilusión que yo proyecto de lo que a mí me gustaría? 

Inspirar. Expirar. Y no funciona. Ni aún con toda la serenidad del mundo se puede distinguir a través de la neblina. Cada persona tiene una pantalla, un escudo, una ilusión de sí misma que me deja atisbar muy poco de su alma. Y al final me doy cuenta de que ya no puedo relajarme, de que hasta la gente que creía conocer no se deja VER, así, con mayúsculas. Y tener la percepción, la de la realidad, es esclarecedora, pero también decepcionante. A veces porque eso mismo es lo que pone un espejo de ti mismo delante. 

Cojo todo el aire que puedo y lo suelto, despacio, antes de que me atenace otra vez la neblina. Porque lo peor es que yo soy una pantalla más, con el escudo puesto, con miedo a sentir por si esa neblina esconde algo oscuro detrás. Sin atreverme a apostar o a arriesgarlo todo por algo o por alguien, por si pierdo. Estancada. Esquivando. Buscando excusas para no dar un paso adelante. Si todo va bien, porque va demasiado bien, si algo falla, porque ya no es lo que buscabas. 

Y me doy cuenta de todo lo que ha pasado de largo por esa falta de valentía, el sabotaje propio detrás de una pantalla autoimpuesta. Y me arrepiento.

sábado, 16 de enero de 2016

Enfermedad

A veces repasar el pasado es confuso. Miles de imágenes, de recuerdos, de sentimientos, de los que de repente te das cuenta que ya no queda nada: la gente, el tiempo, las cosas, todo es pasajero. Incluso todo aquello que considerabas como algo inamovible o eterno desaparece. Sin embargo, al menos a mi me gusta repasar ese álbum de fotografías que es mi vida, y no con dolor o tristeza, al contrario: con ternura. La melancolía a veces viene después, por lo que pudo ser y ya no será o incluso por lo perdido. ¿Pero cómo sería ahora mi vida entonces si algo hubiese ocurrido de otra forma?

Creo que eso es lo más difícil de ser humano, ser consciente de todo lo que has sido, lo que eres y atisbar lo que podrá ser tu vida sin sentir ni por un segundo remordimiento o melancolía. Y convivir con ello. Y yo no me arrepiento de nada, soy feliz con mi presento y acepto mi pasado, aunque a veces siento que me ha tocado un mundo loco y lleno de hipocresía y cosas sin sentido. Y de eso sí que me arrepiento.¿Qué no cambiaría? Porque desvaríos es lo que llenan las noticias, con historias que deberían ser inventadas: los políticos que roban a los que representan, niños de los que se abusa, gente que muere de forma brutal por culpa del poder.

Al final todo se reduce a eso: poder, control, dinero, llámalo como quieras. Pero eso es lo nos lleva a la ruina, con cada ser intentando controlar su vida y la de los demás, imponiendo su voluntad, sus ideas... Su fuerza. Su egocentrismo.

Tal vez sea la naturaleza humana, en parte, o tal vez, sea la educación... O quizás que ya no sabemos lo que significa humanidad y hemos olvidado que todos somos personas, con antepasados de todos los tipos y razas que han tenido todo tipo de dificultades.

Sin embargo, sería hipócrita si dijese que se puede vivir en una sociedad ideal, sin ningún problema o lucha interna. Siempre hay alguien que quiere más, o que no está de acuerdo. También hay quien sabe resolver las diferencias pacíficamente y quien  hace uso de artificios y engaños para lograr sus fines sin empatía alguna por los demás o remordimiento por el daño que causan, algo que debería ser considerado una enfermedad. 

Consideremos, por tanto, que una parte de la humanidad está enferma. Una parte demasiado grande como para que para mi este sea un mundo sano, aunque no esté falto de cosas maravillosas.

sábado, 4 de julio de 2015

¿Dónde?

Toda una vida, unos cuantos años vistos en retrospectiva. ¿Y qué has aprendido? A no confiar en la gente, a no lanzarte, a guardarte las cosas; si es que esto es aprender. Lo peor es esa sensación de no encontrarte, de ya no saber más quién eres o qué quieres.

Miras hacia atrás, a toda esa melancolía, sonrisas a medias, llantos que nunca llegan a serlo. Intentas recordar algo positivo, como las batallas superadas, ¿pero cuáles? Hace años que ni siquiera intentas luchar de verdad, o ni  tan siquiera avanzar. Te quedas estancado, parado, agarrotado sin defenderte o intentar caminar. ¿A dónde quieres ir a parar? ¿Dónde se quedaron tus ganas por vivir?

¿Y las cosas que te hacían feliz? Olvidadas en algún cajón oscuro. ¿Y las que podrían hacerte feliz? Las vas dañando, las alejas, te aíslas en tu mundo lejos de ellas.  Ni siquiera te sientes ya parte de todo aquello que solías ser, sólo de tu propia realidad a la que huyes cada vez que alguien o algo te roza el alma. 

viernes, 3 de julio de 2015

Negro, todo negro

A veces le asalta esa sensación de agonía sin saber por qué. Quizás sea el remordimiento, la culpa o el no saber qué hacer. Y se queda parado, se estremece. Mira un punto fijo perdido en el infinito y que nadie más es capaz de ver, esperando que le venga la inspiración del por qué.

Se tumba en la cama mientras una garra le oprime las entrañas, le paraliza. Ni siquiera le deja dormir por las noches. No sabe ya si es el miedo, la confusión, los nervios, la cobardía o una mezcla de todo, tan sólo quiere que sus demonios se vayan, que esa tenaza continua le abandone. Pero la realidad es que siempre vuelve, incluso a veces le deja devastado como las olas dejan la playa tras la tormenta. Y no deja de pensar: ¿por qué?. ¿Acaso no sirven ya las penas pasadas o le tienen que seguir atormentando las noches? ¿O tal vez sean heridas que nunca cerraron pero que olvidó, que quiso olvidar, que estaban ahí y la vida le hace pagar su abandono?

Se da la vuelta en la cama, mira el techo. Negro, todo negro. ¿Dónde está la luz? No lo soporta y le da al interruptor. No sabe qué es peor, si la oscuridad absoluta o ese blanco amarillento con el que la lamparita deja iluminada toda su habitación a medias. 

Vuelve a apagar la luz. Los ojos abiertos que nada ven. La agonía en el interior le entumece. Se gira, se vuelve a dar la vuelta, se pone boca abajo, boca arriba, de un lado, del otro... Y nada cambia. Negro, todo negro, dentro y fuera. 

Decide levantarse. Enciende la luz y mira a su alrededor, esa habitación vacía de sentimiento, carente de sentido, inmersa en un caos que refleja el propio: los libros tirados, la ropa por todos lados, hojas de bocetos por doquier sin orden alguno. Se dirige a la cocina a por un vaso de agua, o quizás una tila que lo calme, pero llega y se encuentra perdido, sin fin alguno, mirando fjamente cómo gotea el grifo. 

Huye de allí de regreso a la cama. Antes pasa por el salón y no puede resistirse a sentarse en el sofá, pero hace frío y coge la manta que hay al lado. Al menos ahí nada le recuerda sus batallas perdidas o sus heridas, ni las historias compartidas.

Le entra el sueño poco a poco, acurrucado en ese sofá que le hace sentirse ajeno a todo. Le puede el cansancio, e irónicamente, lo último que ve antes de caer rendido en ese sueño tranquilo vuelve a ser negro, todo negro.


lunes, 15 de abril de 2013

Sobrevivir

"Todo es cuestión de sobrevivir" recuerdo que me dijo. Pero, ¿sobrevivir a qué? Tan sólo se trata de vivir, de disfrutar al máximo esos momentos juntos sin forzar las cosas. No es cuestión de vida o muerte, aunque el amor te haga nacer y morir mil veces sin que lo puedas remediar. Quizás sobrevivir es superar los miedos, lanzarse, ser valiente, no desperdiciar tu tiempo, arriesgarte, emocionarte... 

"O tal vez sobrevivir sea vivir tu vida. Sobrevivir a toda costa y por encima de los demás sin importarte nadie ni nada más que tú mismo" me decían unos ojos que miraban impasibles la decepción y tristeza de los míos a la vez que se alejaban dejándome una lección dura e importante sobre el mecanismo de este mundo en el que vivimos.




Elige tu manera de sobrevivir, pero que a ser posible dañe lo menos posible a los que te rodean o la ola expansiva de dolor que causas un día te acabará alcanzando.




Un hecho

La conciencia tranquila. Mente en plenas turbulencias que en lenta agonía se va calmando. No hay culpas, no hay posibilidades; tal vez ni siquiera esperanzas. De nada sirve entregarse a un dolor que no va a servir para nada más que para desgastarte hasta reducirte a una sombra de ti mismo.

viernes, 12 de abril de 2013

Soñar es gratis

Recién llegado de fiesta, acabado, borracho, con ganas de tirarte en la cama  y no salir jamás por el cansancio y el alcohol, por la tristeza que arrastras... 

Pero eso no es lo peor, lo peor es darte cuenta de que aún en plena embriaguez le sigues buscando entre la gente, que cuando llegas a la cama esperas verle en ella, que te coja de la mano, que te dé un abrazo. Siempre olvidas esa primera lección tan  útil en la vida: soñar es gratis  y libre, pero eso no significa que tus ilusiones se vayan a hacer realidad. 

Pero eso aún no es lo más duro, lo que realmente te rompe es darte cuenta de que ya no esperas que nada cambie, que te has conformado con esas ausencias y noches cubiertas en vela, llenas de humo y de ganas de olvidar. 

Y olvidas la segunda lección: de ilusiones no se vive.




Mañana ni te acordarás de todo esto, sólo tendrás un amargo sabor de boca, como si te faltase algo y no llegases a comprender el qué. Y rumiarás sobre los motivos del silencio, de la cobardía.


lunes, 8 de abril de 2013

A punto

Rigidez. Tirantez en el alma. Cadenas en las alas. Lágrimas. Entumecimiento de los sentidos. Soledad. Miedo. Dudas. Insomnio. Negrura.

Te pones la coraza, pero demasiado tarde. Ya sólo queda locura, ausencias, sinsentidos, gritos, silencio, frío, vacío. 

Tú sin armadura: indefenso, desgastado, a punto de romper.


sábado, 6 de abril de 2013

Puede

Puede que hoy no tenga mil sonrisas para compartir, que no sea yo, que hoy tan sólo mi sombra se muestre, que sea un montón de máscaras tras las que esconderse. Tal vez sea la gacela que arremete contra el león, sin muchas esperanzas pero con una valentía surgida de la locura desgarradora, suicida. Algunos me tacharán por esto de demente, inconsciente e irresponsable, pero a veces en la perdición está la salvación.

Quizás todo esto no sea más que un desvarío más, dicen que no todo tiene por qué tener sentido. Es posible que todo se reduzca a eso: la demencia infinita del mundo, la locura de una vida, de un amor, de un beso, de un sentimiento, de agonías y penas. 




miércoles, 3 de abril de 2013

Ciegos nos movemos

El corazón lanzándose sin más de cabeza a la piscina; mientras, la cabeza preguntándose por qué te tiras, si el agua estará muy fría o si después podrás salir airoso de la situación. 

Pongamos que sólo haces caso al corazón en sus impulsos. Y supongamos que te enamoras, que te corresponden y que tras aguantar un largo Sálvame Deluxe (el infierno hecho realidad televisiva) llega tu película preferida. Digamos que has vuelto a vivir la vida y ya no dejas que sea ella la que te lleve por donde quiere. Tampoco ves el mundo con los mismos ojos, lo ves con una ilusión e inocencia renovadas, con un querer aprender a vivir de nuevo y lejos de la soledad... Ves a esa persona, ese alma antes tan perdida como tú que te devuelve la mirada con tanto mimo acariciándote aún sin tocarte y te ves reflejado en sus pupilas, en sus gestos...

Llegados a este punto quizás ya estés en blanco porque estés sobrepasado por los sentimientos. O quizás aparezca la voz de tu racionalidad, que desbordada por las emociones te susurrará que te has enamorado.

Pongamos que hubieses seguido a tu parte menos sentimental y más pensadora. Entonces verías que esa persona te cae bien, que tenéis muchos temas de conversación en común, que coincidís en una cantidad sorprendente de cosas y le ves un día, le ves dos, le ves tres... Llegará el momento en el que te darás cuenta de que, de una mantera inexplicable, una parte de tu felicidad depende de su presencia en tu día a día (tu parte racional, escandalizada, intentará buscar vías de escape).

Notarás que sin esa persona los días son aburridos, los momentos fríos... Poquito a poco el corazón irá ganando terreno y tu parte más objetiva y pensadora se irá retirando porque ella de sentimientos no entiende. Al final  esa parte racional se dedicará a intentar describir cómo es la rosa más bella a un ciego, pues en el amor y en la tristeza todos somos ciegos: no vemos, sólo sentimos, y ciegos nos movemos sin saber qué ocurrirá pero esperando siempre lo mejor.


martes, 2 de abril de 2013

En la cueva de Alí Babá

Ese virus que nos emponzoña la imaginación, la alegría o incluso la vida sacando viejos temores, haciendo surgir nuevas pesadillas... Nos hace sentir hormigas en un mundo de gigantes en el que el  porvenir inamovible, temible, lento en su andar y a la vez demasiado rápido se acerca sin que puedas evitarlo. Y tú intentas encontrar la cueva de Alí Babá, decir "ábrete sésamo" y no salir jamás, que esos futuros variables, crueles, indescifrables y temidos no te alcancen, que no adivinen las palabras mágicas que llevan a tu refugio.

A veces no es otra cosa ni más ni menos que la incertidumbre lo que nos mata. 


viernes, 29 de marzo de 2013

¿Una más?

Quisiese no escribir una ñoñería más, escribir algo dulce y que llegue a lo más profundo del alma, pero desde la serenidad de la realidad. Sin embargo, sé que no es tarea fácil. ¿Cómo describes ese no se qué...?¿Pero que sí sabes qué en el estómago? "Mariposas", lo llaman. Como siempre las palabras no hacen justicia al sentimiento... Que te llena, que te mece, que te arrebata toda racionalidad mientras tú te intentas aferrar a ella desesperadamente... A la vez que te dejas llevar. Y te dejas arrastrar por las emociones mientras intentas mantener el rumbo, encontrarle una lógica, el por qué de esos arrebatos... Es imposible que una mirada, un leve roce o una sonrisa... Una presencia que tan sólo intuyes, te altere hasta lo más profundo.
 
 

¡Alto! ¡Detengámonos un instante! ¿Qué pasa? ¿Qué ocurre? ¿Qué es todo esto? ¿Y esas ganas de vivir, de luchar, esa ilusión, esas sonrisas, esos sueños, esas ganas...? Todo eso no va contigo, no. Tú no eres así. ¿O sí? Te sientes bien, agusto, querido, correspondido, mimado... Feliz. ¿Qué problema hay? ¿La felicidad? Tal vez sea eso... Depender de alguien para poder sentirte pleno, lleno, seguro... Nos aterroriza todo aquello que no conocemos ni podemos controlar y la felicidad no es algo que podamos manejar a nuestro antojo, ¡es tan caprichosa...! Pero lo importante es saber con quién puedes alcanzarla, porque si no tienes con quien compartir tus inquietudes y alegrías, no hay dicha.
 

Para bien o para mal las personas somos animales sociales, y nuestra felicidad siempre es compartida. Sin ella, sólo nos queda la soledad que viene con su amiga indiferencia, pero no son buena compañía, no comparten nada y lo arrebatan todo.
 
 

domingo, 24 de marzo de 2013

La sinfonía

Quizás el problema no sea saber qué es lo que pasa y de la vida, de tus historias, de tus idas y venidas. Tal vez el problema sea que vuelas, tu independencia... Tu pasado, un mal trago. Historias para no dormir, cadenas que cercenan. Tu vida. Un perdón que nunca llega. Una melodía que de repente chirría, detonante y desentonante en aquella sinfonía de la gran orquesta que es la vida...

jueves, 7 de marzo de 2013

En el desván


Una caja, cubierta de polvo, sin más marcas que el maltrato del tiempo y rayonazos de algún propietario descuidado, de los viajes y los imprevistos... Y ahí está, en medio del desván entre un baúl que pone "primeros años de mi vida", cargada de inocencia y de felicidad.... Y otra caja totalmente desgastada, arrugada, estropeada y maltratada en la que unas letras angustiadas, estrechas, amontonadas unas sobre otras intentando protegerse del frío del lugar rezan..."Los sinsabores y colores más oscuros de la vida". 

Coges la primera caja... Con mimo, con celo. No pone nada, simplemente está gris, indiferente, oscura, solitaria entre los trastos del desván, dolorida por el olvido de la vida, de los demás, de uno mismo. 


Le das la vuelta, la meces, la abres... Dentro no hay nada que puedas reconocer y aún así sabes que tú eres esa masa informe, retorcida en algunos puntos hasta esa agonía que te hizo olvidar quien eres. Fijas más la atención y reconoces un punto de un color indescriptible, intenso, maravilloso, que poquito a poco conquista todo lo gris y doloroso desde el corazón de todo, dándole forma con cuidado, con cariño, dándole luz, vida, calidez. Y te encuentras a ti mismo de nuevo en ese arco iris que se expande, reconoces ese "yo" que algún día fuiste y que creías que tan sólo formaba parte de un sueño escondido en la niñez.

Miras a tu alrededor en busca de la fuente de esa melodía interminable de colores y ahí está, a t
u lado: esa mirada, esos ojos, esos brazos que te han acunado y te han sabido sacar de esa locura... Del vacío. De la ausencia de vida, de la indiferencia.

Atrás queda la negrura en su baúl bien encerrada y te aferras a esa mirada que te promete que no te dejará volver a caer y le entregas sin dudar la caja,  brillante, reluciente ahora como ninguna, porque por fin ha recordado qué es, con unas letras grabadas a fuego que dicen "yo". 

sábado, 23 de febrero de 2013

Reflexiones varias

¿Cómo le describes una rosa, un cuadro de Van Gogh, la Alhambra o los juegos de sombras japoneses a alguien que no puede ver? ¿La "Primavera" de Vivaldi, el rumor de las olas, el sonido de la lluvia, el estruendo de la tormenta, a alguien que no puede oír? ¿Cómo explicas qué se siente al tocar la madera, la piel, cuando te dan una caricia, cuando la das... a quien no puede? ¿Cómo relatar a qué sabe una manzana, el chocolate, un beso? Si alguien puede, que me diga cómo... Porque a mí me faltan las palabras.

jueves, 14 de febrero de 2013

Un niño grande

A veces los sentimientos son tan confusos como la vida misma, que te arrastra y te guía en su locura desde el pozo más profundo a la más alta de las cumbres. Ahora estás sumido en tus penas, ahogado por un dolor que desborda... Pero quizás mañana encuentres unos ojos, una caricia, una sonrisa, que te haga sentir como un niño. Y eres un niño... Un niño grande, sonriente, anhelante de felicidad, de esa pasión tan pura, tan inocente... Y como un niño no puedes parar de sonreír y te responden con esa mirada que te trastoca, que hace que te sientas pequeño de nuevo, descubriendo el mundo por primera vez... Con timidez unas veces, con una pasión desenfrenada otras. 

Mientras tanto, sin darte cuenta, cada vez tu sonrisa se hace más grande, y aunque temerosa se asoma poco a poco, no por ello carece de esa calidez que hace que algo se retuerza en tu interior suavemente, dulcemente. 

Aún no habéis cruzado ninguna palabra y, sin embargo, tú te sientes como si te hubiesen dado la mejor bienvenida del mundo, arropado por esos ojos y esa sonrisa que no te pierden de vista y que en un momento te han trastornado, convirtiendo la sombra que eras en pura felicidad. Y descubres que sigues siendo ese niño que ya habías olvidado, pero que sigue cargado de ilusiones, anhelante por descubrir el mundo que te ofrece esa sonrisa que te ha robado el alma.

El amor

Amor no es una ilusión 
de una ardiente fantasía, 
ni es fruto de una pasión; 
amor es... ¡abnegación!,
es dolor... y es alegría. 

El amor que es verdadero
nada pide por amar, 
y, si se da, se da entero,
es constante y es sincero, 
sabe sufrir y callar.

Amor es sólo anhelar 
el bien de la persona amada, 
por conseguirlo, luchar, 
hasta lograrlo, esperar, 
dar mucho y no pedir nada.

Amor es sentir placer 
en causar gozo al amado, 
es confiar, sin temer, 
sacrificarse y no ver 
si el sacrificio ha costado. 

Amor es suave emoción 
que endulza todas las cosas, 
es vida del corazón, 
s fuerza y es decisión 
en las horas dolorosas. 

El amor calla y olvida, 
es audaz y es precavido, 
va más allá de esta vida, 
descansa al ver conseguida 
la ilusión que ha perseguido. 

Amor indica grandeza, 
indica fuerza y valor, 
amor, si es puro, es nobleza, 
el amor sin la pureza 
¡no puede llamarse amor! 

Amor no es una quimera 
de cosa breve y banal, 
amor es fuerza que impera, 
es algo espiritual
que del cielo nos viniera.

Amor es luz que nos llama, 
es fuerza que nos sostiene, 
es ardor que nos inflama, 
es deber que nos reclama, 
y es lazo... que nos retiene.

Amor es como una luz 
que se quema suavemente...;
que no produce inquietud, 
que es paz, es calma, es virtud, 
es templado y es ardiente; 
que se eleva noblemente
sobre lo que es vano, vil,
y es más puro y más sutil
¡cuanto más hondo se siente!

El amor, si es material, 
como la materia, muere; 
pero el amor que es caudal 
de un alma que espera y quiere, 
¡no puede morir jamás! 
Que aunque al amor se le hiera, 
perdona, olvida y espera,
y al mismo tiempo ¡ama más!

Eso es amor verdadero, 
eso es amar de verdad, 
eso es sentir el sincero 
goce, eterno y verdadero, 
del que ha amado en realidad.


ANÓNIMO

miércoles, 13 de febrero de 2013

Diversiones que dañan

Cansancio... Mucho cansancio. No sólo físico, también del alma y del corazón. Nunca olvidaré esa sensación de soledad, de ser el extraño que invade una propiedad, profanándola. Las miradas de reojo, las indirectas, los sarcasmos... Todo eso de gente que cree saberlo todo, que no aguarda respuesta porque ya cree conocerla. Pero se equivocan. No por llorar, gritar o montar una escena se demuestra más el dolor ante una pérdida. Muchas veces es el propio silencio quien expresa nuestro duelo y, al contrario de lo que se pueda pensar, el que grita y llama la atención a  veces sólo busca exagerar, aparentar unas emociones que no siente, que no son suyas en realidad.

Teatro, puro teatro. Ésas son las dos palabras del día. No quiero condolencias, no quiero oír un "lo siento" de quien de verdad no lo sienta por mí. No quiero siquiera que se guarden las formas cuando detrás me espera una puñalada velada. A la mierda lo correcto si tan sólo es una hipocresía, una forma más de burlarse.

Ya no espero que me quieran, (de hecho, ¿qué puedo esperar?) Lo único que pido es respeto, pero tampoco lo espero ya. Quizás el problema sea que ya no hay nada que me una a ese pueblo, que me haga aguardar algo mejor. Quién sabe, tal vez además de perder a mi abuelo haya perdido la poca esperanza que me quedaba en esa gente, que incluso en tan tristes circunstancias es incapaz de olvidar los cotilleos y las historias inventadas con los que pasar los largos ratos de aburrimiento de un pueblo seco y amargado.

Lo peor es cuando sabes desde siempre de dónde vienen todos los problemas y cuál es el origen de esos cuentos para no dormir que van de casa en casa... Un niño pequeño pesa poco y los tablones de madera no crujen bajo su peso, y menos si va con cuidado porque quiere dar un susto a sus abuelos. Pero resultó que el susto (y el disgusto) se lo llevó él. Y continuó llevándoselo durante años. Si ya no vuelvo a ese maldito lugar mis motivos tendré, porque en cada esquina encuentro alguna maldad esperándome por no buscar otra diversión que no sea la vida de los demás.

Quizás sea aquel niño de las mil decepciones que un día decidió comportarse con indiferencia ante quienes no lo querían o respetaban. Pero es importante no olvidar que normalmente la indiferencia oculta mucho dolor tras de sí.

lunes, 11 de febrero de 2013

¿Cuál es el secreto para que logres el amor y la felicidad?



Si quieres felicidad, dale felicidad a otros; si quieres amor, aprende a amar a los demás;

si quieres atención y aprecio, aprende a dar atención y aprecio; si quieres abundancia material, ayuda a otros a tener abundancia.
De hecho, la manera más fácil de obtener lo que quieres es ayudando a otros a obtener lo que quieren. Si quieres ser bendecido con todas las cosas buenas en la vida, aprende a bendecir silenciosamente a todos con las cosas buenas en la vida.
Hasta pensar en dar, en bendecir, o una simple oración tiene el poder de influir a los demás.

La mejor manera de poner en operación la Ley del Dar es tomar la decisión de que cuando entres en contacto con otra persona le darás algo. No tiene que ser algo material; puede ser una flor, un cumplido o una oración, de hecho, las formas más poderosas de dar no son materiales.
Los regalos de cuidados, atención, afecto, aprecio y amor son algunos de los regalos más preciosos que puedes dar, y no cuestan nada.

Podrías decir "¿Cómo puedo darles a otros en este momento cuando no tengo suficiente para mi"? Puedes llevar una flor. Puedes llevar una tarjeta que diga algo sobre los sentimientos que tienes por esa persona. Puedes llevarle un cumplido. Puedes llevarle una oración.
Toma la decisión de dar a dondequiera que vayas, a quien sea que visites o veas. Siempre y cuando estés dando, estarás recibiendo. Entre más das, adquirirás más confianza en los efectos milagrosos de esta ley.

Al recibir más, tu habilidad de dar más también aumentará.


Colaboración de un amigo
Gracias Minimanu!!


viernes, 1 de febrero de 2013

En pleno Polo Norte

Música... Lápiz en mano... Y una hoja en blanco. La cabeza a punto de explotar, el corazón hecho trizas y a punto de romperse, rodeado de cadenas en pleno Polo Norte y cubierto de parches. Un suspiro... Y la exasperación de no ser capaz de escribir nada, de no poder transmitir lo que sientes, de no saber qué decir.

La mente y el corazón se convierten en tu peor pesadilla, siempre en contradicción, te dejan hecho un ovillo a un borde de la cuneta, como un perro abandonado que no sabe qué esperar o por dónde empezar a buscar, solo en medio de un torbellino de emociones que no cesan de azotarte mientras observas cómo pasa la vida ajeno a todo. Y no eres capaz a reaccionar, ni siquiera una lágrima, ni siquiera un adiós. Y sólo permites que la soledad se acerque a ti.


lunes, 31 de diciembre de 2012

No es un amigo


Y quizás este no ha sido tu mejor año, ni el peor, pero tampoco importa, eso es algo que sólo con el paso del tiempo podrás llegar a valorar. Ahora mismo sólo importa que estás ahí, que sigues vivo, que tienes mil caminos por delante y por recorrer aún muchos más, que todavía puedes luchar para cambiar las cosas, o para dejarlas como están, para arreglarlas, o para evitar volver a lo mismo otra vez...
Lo único que nunca puedes esperar es que el tiempo venga con el olvido y que el olvido sea la solución a tus problemas, ni que esas pesadillas o esos miedos desaparezcan sin más.
Un último consejo, más bien recordatorio, si me lo permites: la suerte no es un amigo con el que puedas contar.


A veces sale el número 7... Y otras el 13.

.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Unas cervezas

Unas cervezas. Comida basura... Y la soledad. Y aún así te ríes de las tristezas y de las amarguras retándo al mundo a robarte esa sonrisa, aunque sea amarga. Y cuanto más sonríes más amarga es. Pero aún así, sientes que has ganado por un momento a la tristeza. Y te ríes sin saber muy bien por qué mientras el alcohol como una especie de niebla espesa se va apoderando de ti.

domingo, 19 de agosto de 2012

Sigue girando

Un estruendo ensordecedor. Un bombazo. Una manada en estampida. Un terremoto. Un huracán. Un tsunami. Una bomba nuclear en pleno estallido. Pero abres los ojos y el mundo sigue girando, tranquilo, impasible a tu desasosiego, a la guerra de sentimientos que te azotan igual que si de una barquita en medio de olas gigantescas se tratase.

La niñas bonitas

Los ojos son los espejos del alma, así que para conocerle mejor quedaré con con las niñas de sus ojos e iré a tomar un café para que me digan todo lo que las palabras no pueden contar.


Una rosa

Miras la rosa con adoración, admiración, la tocas con mimo.... Pero la intentas coger y te pinchas y entonces tu mirada se transforma en una de desconfianza, de dolor y de arrepentimiento. Exactamente igual que con otras muchas cosas en la vida.


martes, 12 de junio de 2012

La página

Quizás no hubo nada entre ellos dos, tal vez la imaginación y la ilusión le jugaron una mala pasada. ¿O realmente le pudo olvidar tan rápido? Porque ella por más que lo intenta no lo logra. Puede que un día encuentre su propio rayo de sol que le haga olvidar todo, pero hasta entonces no le quedará nada más por hacer que esperar, intentar coser sus heridas para que dejen de sangrar aunque no acaben de cicatrizar... E intentar volver a vivir, a arriesgarse, a sentir.... A sentir todo aquello que no sea dolor y vacío, frío, soledad, esos sentimientos que hacen que agonice algo en su interior, que sólo hacen que vea oscuridad... El vaso medio vacío o vacío por completo.

Ya es hora de parar de dejar pasar las oportunidades de largo, hora de buscar la aguja en el pajar, de disfrutar y de dejarse llevar.

Se acabó la página. Pasemos a otra.


miércoles, 6 de junio de 2012

La tristeza

Cuando todo está perdido y ya no queda nada a lo que agarrarse, si todo se derrumba y desaparece en un abismo sin fin, si todo lo que querías se desvanece entre ilusiones, si los que quieres ya no están... Si ya no te quedan más lágrimas ni voz para gritar, ¿qué te queda?

Quizás todo quede reducido a una canción y al vacío de no sentir nada más que agonía, a esa desesperación que es tu  perdición y que te lleva una y otra vez al borde del precipicio mientras que por el camino tus esperanzas y tus alegrías se cuelan por los agujeros de un alma hecha trizas que vaga como un barco sin timón en medio de la tormenta: a duras penas resistiendo el huracán que se le viene encima, más hundido que a flote, más cerca del fondo del océano que de las estrellas.


miércoles, 16 de mayo de 2012

miércoles, 25 de abril de 2012

Escribamos algo bonito

Escribamos algo bonito... Dejemos volar la imaginación por una vez para escapar a la realidad. Tal vez a un lugar lejano y bonito o tal vez a algún recuerdo que guardemos con mucho cariño. Quizás aquella tarde en que me viste con mi vestido blanco... A mí no me gustaba nada, nunca me gustó pero se trataba de una ocasión especial y ese día tuve que ponérmelo  a regañadientes. A ti sin embargo pareció encantarte porque te quedaste embobado mirándome como si no me hubieses visto nunca. Y cuando te pregunté toda enfadada que qué mirabas me dijiste que no estabas mirando, que me estabas viendo de verdad por primera vez. Ahí me dejaste sin palabras por primera vez en muchos años así que ignoré lo que me acababas de decir y continué peinando a mi prima para su comunión mientras le intentaba hacer sonreír. ¡Estaba tan nerviosa la pobre...! No lograba quedarse quieta y estaba aterrorizada ante lo que se le venía encima. Y encima hacía un calor tremendo al estar en pleno verano. Recuerdo que después de la ceremonia estaba asfixiada... Y había una fuente tentadora a la salida de la iglesia... Y he de admitir que no me pude resistir. ¡Quién me diría que una semana más tarde quedaría con el chico que se quedó atontado al verme y que después se rió de mí al verme empapada... !

Un mes más tarde volviste a dejarme sin palabras cuando me besaste... Y dos años más tarde nos casábamos. Ahora, veinte años después de aquella tarde tan calurosa lo único que puedo hacer es guardarte en mis recuerdos y volar hacia ellos para no perderte, para no olvidar lo que es la felicidad y para no recordar que un día el mar decidió que serías suyo para siempre.


lunes, 26 de marzo de 2012

Frío

Se encoge, se abraza a sí misma y se tapa aún más con las mantas en un acto reflejo, como si la pusiesen proteger de todo el dolor, la desolación y la soledad que la rodean, como si así le diesen ese calor humano tan necesario y que no tiene. Pero la realidad es que no hay nadie que le pueda ayudar, que le abrace o que le alivie una mínima parte de esa agonía que siente y que hace que se estremezca y que sienta frío... Frío por ausencia de todos los que quiere y que se encuentran lejos, frío por esos abrazos y muestras de cariño que ya nunca tendrá, frío por no saber lo que pasará en un futuro, por no saber cómo cambiar las cosas, porque ya no le quedan lágrimas...

Suenan las doce campanadas de medianoche a lo lejos en algún lugar de esa ciudad extraña que nunca llegó a aceptarla como a una más y en la que todos sus sueños se vieron hechos trizas de un día para otro... Y dónde aprendió que la absoluta soledad es el peor infierno.


Ser sin existir

Ya no sabe qué hacer y también le reconcome no poder hacer nada. Es la desesperación del que observa una desgracia sin poder evitarla, sin poder cambiar las cosas. ¿Y qué culpa tiene? Ninguna. ¿Por qué se mortifica tanto entonces? Porque no lo puede evitar, porque le duele en el alma ver cómo pasa todo y quedarse al margen, inactivo, paralizado, inútil. Y a la vez sigue buscando una solución imposible a todo, esperando que suceda un milagro, que haya una aparición, que lo trague la tierra, no ver nada más, no sentir nada más, no seguir siendo o existiendo... Ser feliz y existir sin preocupaciones y sentimientos que le agobien, que le vayan agrietando el corazón poco a poco. ¿Pero si no siente nada, entonces, qué es? ¿Si no se preocupa por nada ni nadie, ni siquiera por sí mismo, en qué se convierte? 

Perdería lo más importante de un ser humano: los sentimientos... Sería un ser sin existencia, porque para existir hay que vivir con todo lo que conlleva.

Supervivientes

Una vez más no sé qué decir, no sé qué escribir. Quizás esto te resulte gracioso... Ambos sabemos que no callo ni bajo el agua como se suele decir, pero la vida puede dar muchas vueltas. ¡Malditas idas y venidas que nos obliga a hacer! Tan pronto avanzas como retrocedes, te levantas como te caes... Pero es irremediable, es la vida misma. Tal vez lo importante de la vida no sea vivirla, si no superar sus dificultades en una carrera de obstáculos sin fin en la que no hay un ganador, sólo supervivientes.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Quisiste serlo todo

Pudiste ser todo, una vida entera, y tan sólo elegiste unos meses de verano. Tal vez el problema fue que quisiste ser mi todo y se quedó en nada.

martes, 21 de febrero de 2012

Ausencia

Se acerca lo peor, el suelo tiembla, el mundo se estremece, se encoge, se ennegrece... Pero nada te asusta más que la ausencia de esos abrazos en los momentos de terror absoluto.

sábado, 11 de febrero de 2012

Sin paraguas

Recuerdos... Le asaltan miles de recuerdos de sonrisas, nombres, abrazos, besos... Y nada de eso duró más de lo que dura un suspiro. ¿Dónde están ahora? En cierto momento se desvanecieron y tan sólo quedaron la decepción, en algunos casos incluso la tristeza. Es ese tipo de dolor que no notas, que te agarra poco a poco y se mezcla con la decepción y la desesperanza. ¿Por qué esa dependencia? 


"Tienes fobia a la soledad, te aterroriza estar solo y es como si necesitases tener a alguien siempre a tu lado" le dijo una vez un buen amigo. Y le asusta que sea verdad que eche de menos que haya ese alguien supuestamente especial en su vida como un yonki necesita su dosis. Pero como se sabe, las drogas no son buenas y acaban causando más penas que alegrías... Y aún así no es capaz de dejar su droga personal, siempre vuelve a caer y se repite la historia: chico conoce a chica. Se gustan. Se dan una oportunidad. Salen. Se divierten. Empiezan los quebraderos de cabeza, las discusiones... Y vuelta a la tristeza.

Ironías de la vida... Eso es lo que piensa cada vez que alguien le dice que el amor es bonito. Hace tiempo que él también pensaba eso, que creía que todo podía ser como en las películas hasta que la vida le devolvió de golpe y sin previo aviso a la realidad. No todo es bonito, sí que hay momentos que nunca se olvidan, irrepetibles, pero también los hay muy malos, en los que desearías echarte en la cama, quedarte a solas con la oscuridad, con tu propia soledad y desolación. Así que de nuevo, sabiendo eso, la gran pregunta: ¿por qué? ¿Por qué echas tanto de menos todo eso?

Tal vez la respuesta esté en tu propia agonía, o en la letra de una canción. Quizás incluso Iván Ferreiro, que oportuno ha aparecido por la radio, tenga razón y "no dejas que te quieran... Sólo quieres que te abracen". 

Mientras, la playa llora y llora...Y yo sin paraguas.





martes, 31 de enero de 2012

¿Cómo puedes?

Palabras bonitas... Sonidos sin sentido que te suben la moral, eso es lo que son a veces, meras palabras sin sentido que te mecen, te adormecen, te miman.... Pero se van y no te dejan nada, ni el más leve atisbo de su significado. Ni esos "te quiero" o "te amo" sin sentido, ni esos "¿dónde estabas entonces?" me harán cambiar de opinión. Si lo que se supone que quieres de alguien es su alma, su forma de ser...  ¿Cómo puedes amar a una persona que en realidad no conoces, que no comprendes? Para eso hace falta mucho tiempo, alegrías y desengaños. Sólo así podrás decir que quieres a alguien sabiendo lo que significa. En lo bueno y en lo malo.


miércoles, 14 de diciembre de 2011

Y abrir esa puerta...

A veces te obcecas con algo tanto que no puedes ver con claridad. Nunca es fácil distinguir cuándo gana el corazón o cuándo la cabeza y ¡siempre es tan confuso...! Pero lo que no debes hacer nunca es dejar que eso te impida ver, "VER"  con mayúsculas. No vaya a ser que estés intentando abrir una puerta de la que no tengas la llave.


Si no es capaz de mantenerse la mirada a sí mismo...

¡Qué más dará todo ya! Cuando se ha perdido la ilusión, la esperanza, la alegría... Ya no queda nada, ni siquiera las ganas de salir adelante, o al menos eso piensa mientras se mira en el espejo. Ni siquiera se reconoce ya, no sabe quién es es ese que le devuelve la mirada en el espejo. ¿Tanto ha cambiado? Ni siquiera puede mantenerse la mirada a sí mismo. ¿Cómo se la van a aguantar a los demás? Todo esto es como un delirio más. Un delirio de grandeza, de sueños rotos, de una vida llena de engaños que de repente quedó reducida a su triste realidad, a una verdad tan deprimente como solitaria. ¿Dónde están todos aquellos que antes le apoyaban, que le saludaban por los pasillos en el trabajo y le invitaban a copas en los bares? ¿A dónde se fueron? Quizás detrás de otro que no esté en bancarrota. Es lo más probable. En fin... Ya no puede hacer nada. Ni le queda nada.

Se oyen pasos, suaves, lejanos, que se acercan lentamente. Bueno, quizás se equivocó... Sí que le queda algo y es lo más importante. Ella se agacha y le saluda con un beso... Y él... Tan sólo disfruta del momento. Un momento que al igual que todos los pasados con ella no cambiaría ni por todo el oro del mundo. ¿Para qué echar sus millones, sus coches, su mansión, de menos si la tiene a ella? No necesita nada más para ser feliz.


domingo, 4 de diciembre de 2011

Vivir es como dibujar

Empiezas con monigotes, en tu inocencia no ves los fallos y buscas evitar las complicaciones. Luego vas mejorando, aprendes de los errores, de ese dibujo mejor o peor hecho que el tuyo... Hasta que alcanzas la perfección. O casi. Y aún así habrá días en los que tan sólo harás garabatos sin sentido, esbozos sin ningún fin, hasta que la inspiración decida volver contigo.


Lo siento

Los sentimientos me ametrallan y no sé por dónde empezar y tampoco me puedo esconder de ellos. Sólo sé que me siento mal, muy mal por haberle fallado a un amigo, a alguien importante para mí... Porque las heridas del cuerpo curan, pero las del corazón nunca acaban de cicatrizar.


Cada vez menos nosotros

Y entre copa y copa... Una canción desgarradora. Mi canción, la de todos los corazones rotos por un amor que, como dijo Sabina, es "un juego en el que dos ciegos juegan a hacerse daño. Y cada vez más tú. Y cada vez más yo. Y cada vez menos nosotros".


lunes, 14 de noviembre de 2011

Felicidad

Ése era su nombre desde pequeñita, cuando su padre se lo puso por Felicity, un nombre tan inglés y tan lleno de alegría en un mundo plagado de sonrisas y de cariño. ¿Quién le diría que unos años después se sentiría así? ¿Tan vacía, tan lejos de todo aquello? Y todo cambió en un sólo día: años de felicidad truncados por unas cuantas horas....  Si pudiese volver atrás y borrarlas de su vida...

Aquel día ella se marchó llena de sueños y esperanzas a conocer el mundo, con ganas de devorarlo... Pero el mundo se la tragó y volvió sin nada, con las manos vacías, la cabeza gacha y lágrimas en los ojos. Todo lo que había echado tanto de menos en esos duros años ya no estaba, se había ido difuminando en la huella del paso del tiempo y ya no podía recuperarlo.

Cuando se dio cuenta de todo esto fue cuando cambió su nombre. Primero intentó que su nombre fuese Olvido, no quería recordar todos aquellos momentos felices que la atormentaban, pero los tenía demasiado arraigados.... Así que se llamó Soledad.


martes, 4 de octubre de 2011

¿Por qué?

Siempre está en el mismo rincón oscuro, sola, y llora y llora pero nadie sabe por qué, puede que ni ella misma lo sepa. Y mientras tanto el tiempo pasa rápido como el viento y se escapa como una sombra entre sus dedos antes de que se dé cuenta. Los segundos, los minutos, las horas, los días pasan... Sin embargo nada cambia: sus ojos siguen inundados, tristes, fijos en la lejanía, y sus ojeras cada día son más grandes, aún más marcadas que el día anterior.

¿Pero no ves el mundo que te rodea? ¡No todo es negro, no todo es dolor! Entonces, ¿por qué no paras de llorar? 

jueves, 22 de septiembre de 2011

Insignificante

Esa sensación de nuevo. Siempre vuelve, nunca la abandona por completo. Quizás sea la frialdad, la lejanía o la indiferencia de los demás, pero sea lo que sea sólo hace que se sienta  como un extraterrestre, como ese bicho raro, ese enanito verde que nadie quiere y al que todos miran de reojo como si no pudiese darse cuenta de sus miradas llenas de... ¿Llenas de qué? ¿De rencor? ¿De amargura? ¿De hastío? Probablemente ni siquiera ellos lo sepan. Es como miraría un león a una hormiga, exactamente la misma mirada: ni siquiera la ve en realidad y tampoco se molesta en conocerla, en saber de su existencia. Por supuesto que no le importa pisotearla o destrozarla al pasar: tan sólo es una hormiga más que corretea por el suelo en la que ni siquiera se fija. Para él es insignificante. 

Y mientras tanto la gente sigue pasando a su alrededor, cuchicheando, apretando el paso al pasar por su lado y nadie intenta saber qué le ocurre a esa chica tirada en el suelo que, impotente, sintiéndose pequeñita, no es capaz de levantarse una vez más para intentar hacerse ver en un mundo lleno de ciegos.


martes, 23 de agosto de 2011

A contracorriente

Así me siento yo. Contra viento y marea, porque el viento lo barre todo, se lleva hasta las palabras. Y la marea... La marea no deja rastros, te lleva lejos, mar adentro, donde ya nadie te puede alcanzar, allí de donde ya no puedes escapar.


domingo, 21 de agosto de 2011

Ceguera

Miles de personas... Miles de almas reunidas en un mismo punto por una causa común. ¿Suena bonito verdad? Por algo dicen que la fe y la religión atraviesa todas las fronteras. Tanta gente reunida, rezando, de fiesta, deseando ver al Papa, esperando encontrarse con el resto de fieles y vivir una experiencia inolvidable... Pero no todo es lo que parece. Sólo hay que ver los miles de conciertos (gratis por cierto) que se organizan para ellos, el alcohol y las noches enteras de fiesta que muchos llevan encima, y la vida que llevan.

Todas las religiones se deben respetar, no dejan de ser creencias que con el tiempo se han arraigado en las distintas sociedades y son tan respetables como cualquier otra. Sin embargo, ¿no deberían ser sus propios defensores los primeros en respetarlas? Yo en ningún lado veo la castidad, la vida de pobreza y de amor que tanto predica la Iglesia entre otras cosas. ¿Qué pasa con las muertes, mutilaciones, torturas y otros horrores cometidos a lo largo de la historia en nombre de la religión? Y no sólo en nombre de la católica, sino en nombre de todas las religiones. ¿Y quién da el derecho a nadie a creerse superiores a su Dios y decidir quién debe morir o vivir por tener otras ideas diferentes? O quién les hace creerse que son sus portavoces. No se puede ser el portavoz de alguien que no habla, que no emite palabras aunque supuestamente sí que pueda mostrarnos sus designios de otras formas no verbales... Tan difíciles de interpretar que a veces se manipulan en el interés de quién esté en el poder en ese momento.

Simplemente quería hacer una pregunta, ¿qué fue de aquella religión que servía para unir a miles de personas, sin que importase su origen o su procedencia, por una misma causa: el amor y la felicidad? En mi opinión las religiones deberían buscar eso y el bienestar de sus fieles, ajustándose todos (incluso sus propios representantes) al tipo de vida que tanto predican. Ya está bien de tanta ostentación de poder sobre las masas, que por otra parte, comparten la ceguera de sus guías espirituales. Ya no les importan las catástrofes, el dolor, ni los males del mundo. Tan sólo su propio bienestar y que éste perdure eternamente. A pesar de que para eso perjudiquen a los africanos a quienes niegan los métodos anticonceptivos, a pesar de que nieguen la eutanasia a quien más lo necesita, a pesar de que así causen o prolonguen el dolor a millones de personas. ¿Qué fue de su solidaridad y empatía?


jueves, 18 de agosto de 2011

¡Hasta pronto!

Estaban todos en la habitación, cómo no la de Lalo, hablando, riendo como siempre y se durmió. Estaba tan cansada... Pero de repente se despertó y al no sentir a los demás a su lado y se levantó para ir a buscarlos... Pero aquella era su habitación. No la de Lalo. Y lo peor era que estaba a miles de kilómetros de ellos y saber esto fue un mazazo aún más duro que la despedida. Y le duele pero en cierto modo eso lo alegra porque siempre se dice que lo que te duele nunca se olvida. Y cada kilómetro que la separa de ellos la mata lentamente. Cada minuto, cada hora que pasa sin ellos le duele a pesar de que el tiempo juntos fuese tan corto... Pero tan intenso, lleno de alegrías, de sonrisas, de lo más importante: de amistad.

Y por todo esto y mucho más sabe que nunca olvidará a ninguno: a la morenita que mordía a todo el mundo, a los locos de los gemelos, a la venezolana con la sonrisa más bonita del mundo... A ninguno. Y sabe que por mucho tiempo que pase esto no es un adiós, tan sólo es un hasta pronto, porque algún día los volverá a ver. Y mientras tanto seguirá siendo la peor imitadora de venezolano del mundo, una artista loca y fumada a la que no le hacen falta sus porros, pero a la que le faltan a su lado cuatro amigos. Y como se niega a decir adiós a los que quiere y que tanto le han demostrado su cariño, que le han guiado en los momentos de ceguera, decide quedarse con un ¡hasta pronto!


miércoles, 17 de agosto de 2011

Miles de huellas más

A veces el dolor ajeno es peor que el propio,
bien por ser la causa, o bien por no ser el remedio.



Me hundo, no puedo parar al mar, ni siquiera a este 
mar de lágrimas. Tampoco logro vencer al torrente cargado de
 tristeza que da vida a esta locura.



Siempre me he preguntado por qué el saber 
que otros también sufren nos hace sentir mejor. ¿Tanto nos alegramos del dolor ajeno? ¿O es que 
así nos sentimos acompañados, arropados, en nuestro particular pozo sin salida? 

Quizás sólo sea una forma de evitar que nos pese tanto la  soledad en los momentos en los que más abandonados nos sentimos.


Y a veces la inmensidad del mar o la soledad te asustará... 
Pero recuerda que en la arena hay grabadas miles de huellas.

¡Véndete!

Vende... Vende la casa, devuelve los coches al concesionario, ¡rómpelo todo! Deshazte de todos esos recuerdos molestos, de todo aquello que te impide alcanzar el ideal de persona influyente, con dinero. Cómprate un Porsche, una mansión, trajes caros, gafas italianas como las de el actor de la portada de la revista. Cuanto más caro mejor. Vende también tus amistades por otras, cámbialas si puedes por otras con mejores contactos. Tan sólo son unos cromos de tu colección, así que ¡qué más da!. Conviértete en alguien con miles de personalidades, una para cada momento, para cada persona, para cada objetivo que te fijes. Transfórmate por tanto en una persona que tan sólo es una marioneta de sí misma, sin nada fijo en lo que apoyarse. Y cuando hayas hecho todo eso vende también tus sueños, esos en los que eras feliz.


lunes, 15 de agosto de 2011

Casi un siglo

Noventa y nueve años. Casi un siglo de experiencia, de vivencias, de dolor, de alegría, de tantas cosas... Prácticamente cien años de vida que ya le empiezan a pesar, que se le empiezan a hacer eternos y por eso no puede evitar preguntarse sobre la muerte. No le puede quedar tanto. ¿Le preocupa su llegada? No deja de ser atemorizante, sobre todo ahora que él ya se fue y no va a estar  con ella cuando llegue el momento. Pero también cuando caiga la guadaña sobre ella tendrá lugar su reencuentro. Aún así, lo nuevo, los cambios, las novedades en general siempre le dieron miedo.

¿Qué será lo que tiene la muerte que tanto preocupa a la gente? A ella nunca le preocupó. Sin embargo, ya tiene una edad y pensar en ello es algo normal, ¿no? ¿Tiene miedo o ya está lista? No. Miedo no tiene, pero tampoco se está preparado nunca para algo tan fuera de lo común, para el fin de todos los fines. Tan sólo es algo más que le toca vivir, una experiencia más que acabará con todos sus recuerdos. Pero no lo teme. Sería una tontería a su edad preocuparse por ello, cuando ni de joven lo hizo. Cierra los ojos. A la muerte no se le debe tener miedo, ni siquiera aunque sean sus últimos segundos de vida. ¿Dolerá o sentirá algo cuando ocurra? 

Abre los ojos y ve el suelo acercándose mientras el coche cae descontroladamente, a punto de estrellarse, de espachurrarse como si de un papel se tratase. Igual de fácil. Sin embargo, se siente tranquila sabiendo que ya ha vivido todo lo que tenía que vivir y de forma que no hay culpas que la atormenten en esos últimos instantes. Y decide dedicar su último pensamiento a los que le están esperando al otro lado de la luz y a los que seguirán guardando su recuerdo. Su tiempo ya se ha acabado.

martes, 9 de agosto de 2011

El olvido

Tiene miedo, pero ¿de qué? Tal vez de la soledad, de la muerte, de la verdad, de la mentira, de los demás, del dolor... Pero no, no es nada de eso en realidad. ¿Entonces qué es lo que teme? El olvido. Tan sólo eso, al igual que millones de personas en el mundo, al igual que todos los grandes personajes, que los grandes locos de la historia. El olvido de los que le quieren, el olvido de los que le odian, de los que le son indiferentes. Y tiene miedo de que no quede nada suyo, de no dejar su propia huella en el mundo cuando desaparezca. Piensa en Hitler, en Marilyn Monroe, Charles Chaplin, Obama... ¿Qué les llevo a la cima del mundo, a ser tan influyentes, tan poderosos, a dejar esa marca imborrable en el mundo, en la sociedad? ¿Fue el miedo al olvido tal vez? O quizás  simplemente la locura, su pasión por las personas o el amor a las cámaras de televisión. ¡Quién sabe! La realidad es que ellos no forman parte del olvido y miles de personas en el mundo buscan eso mismo, lo desean como la vida misma.

Mientras piensa esto se asoma a la ventana. Está muy alta. Y piensa en qué va a hacer por un minuto de gloria, aunque no sea eterna. Mira hacia abajo y ve a la gente pequeñita, allá al fondo. Bueno, quizás no la recuerden a ella, pero al menos sí lo que va a hacer y con eso le vale. Un pie sobre el alféizar... y ahora el otro, con cuidado. Sale por la ventana, sujetándose bien al marco y se sube al reborde que rodea el edificio a la vez que engancha algo a su ventana. 

Todavía no ha mirado siquiera hacia abajo, le dan pavor las alturas. Despacito, muy lentamente, siempre con miedo de caerse, se da la vuelta y ahora sí dirige su mirada a la calle que pasa por debajo. Sonríe por un momento y luego salta para vivir su minuto de gloria, cayendo, acercándose al suelo... Y luego un tirón y se queda colgando sobre el abismo. Y también se golpea contra la pared del edificio al parar su caída en seco. Pero se siente feliz al mirar hacia arriba y ver la pancarta que cuelga de su ventana y que extendió mientras caía. Ahora todos sabrán la verdad sobre el olvido y tal vez una vez que sepan su secreto el mundo sea un poco mejor.

Mientras tanto piensa en todas las cicatrices, en las marcas que le han ido dejando todas las personas que han pasado por su vida y sonríe, exultante, porque sabe que ya ha dejado no sólo una huella, si no miles en forma de recuerdos de todo tipo. Y lee la pancarta por última vez antes de que un policía asustado le ayude a meterse de nuevo dentro del edificio pensando que es una suicida. Tan sólo ponía:  "no existe el olvido. Sé feliz".


jueves, 28 de julio de 2011

Diente de león

Hay canciones para todo, pero es casi imposible encontrar alguna que se refiera a todas esas pequeñas cosas que nos hacen sonreír, que nos hacen felices por unos instantes. Y a veces esas pequeñas cosas son las más importantes. ¿Por qué las olvidamos entonces? A veces es tan simple como que te regalen una margarita, un barquito de papel o un regaliz. O tal vez haya una sonrisa escondida tras un rayo de sol, o por qué no, tras unas gotas de lluvia, junto al arco iris. Quién lo diría... What a wonderful world.....! La pena es que nos perdemos toda su belleza por fijarnos demasiado en el dinero y no en lo que importa. ¿Quién quiere miles de rosas o de orquídeas teniendo un diente de león? Sobre todo si ese diente de león te lo da alguien que te quiere y con él dice lo que miles de palabras no pueden expresar.


jueves, 7 de julio de 2011

Sabina

A los quince los cuerdos de atar me cortaron las alas,
a los veinte escapé por las malas del pie del altar,
a los treinta fui de armas tomar sin chaleco antibalas,
Londres fue Montparnasse sin gabachos… Atocha con mar.
A los cuarenta y diez naufragué en un plus ultra sin faro,
mi caballo volvió solo a casa, ¿qué fue de John Wayne?
Me pasé de la raya con tal de pasar por el aro,
con 60 qué importa la talla de mis Calvin Klein. [...]


Mi manera de comprometerme fue darme a la fuga.

Sabina

viernes, 1 de julio de 2011

Yesterday

... Había olvidado todos los problemas, todo el dolor pasado, la había olvidado incluso a ella. Pero los Beatles, siempre ellos, hacen que la recuerde a cada momento, a cada instante que respiro. 

Miro su colección de discos de vinilo que a mí ni siquiera me gustaba, pero eran su tesoro, su pasión. Por eso yo los guardaba y cuidaba como a la mayor joya del universo. Aún sigo haciéndolo. Puede que incluso mejor que a mi propio corazón. ¿Pero en qué momento cambió todo? Tan sólo soy una sombra de aquella que ya era por entonces.

La música sigue sonando, imparable, y ya no lo soporto: me recuerda que ella se tuvo que ir, que ya nada es como ayer, Lennon bien lo sabe. Y también hace que me vuelva a  la mente que yo no pude hacer nada, que no hice nada por evitar que recogiese sus cosas y se marchase con su mirada triste en busca de alguien que se la pudiese cambiar por una de felicidad, por alguien que no estuviese tan hundido y perdido como yo, que luchase por verla sonreír todos los días. 

Lo peor es que ni siquiera me acuerdo de cuándo fue la última vez que la vi sonreír, quizás nunca lo hice. Y ahora sólo me quedan estos discos de vinilos y esta canción, yesterday, que me rompe en mil pedazos cada vez que la escucho... Que me hace ver que no la supe querer y que ahora vivo enterrado entre recuerdos de un amor del ayer que ya nunca volverá.

Y Lennon sigue cantando, suenan los últimos acordes... Recuerdo sus ojos, profundos como un lago, con el dolor grabado a fuego en ellos y ya no lo aguanto más. Sí, ahí sigue la bombona de gas  abierta, el mechero que dejé sobre mis rodillas... Y lo enciendo.

miércoles, 29 de junio de 2011

Donde el soul y el jazz son la única religión

De fondo aquella canción. Un clásico, cómo no, el inolvidable Ain't no mountain. A ella le encanta y él lo sabe. Mientras espera decide coger un cigarro, bueno no, mejor un puro, que hace mucho que no fuma y mejor tabaco que ese... Difícil de encontrar. Sin embargo, su mano se detiene a pocos milímetros de la caja: los médicos le prohibieron fumar hace unos meses. Esos matasanos... ¡Qué sabrán! Un puro no le va a matar y no hay mayor placer que fumarse uno de vez en cuando con tranquilidad, disfrutando cada calada. Lo enciende y aspira el humo mientras le vienen a la cabeza los recuerdos de un día soleado, en la playa, con el rumor de las olas de fondo. Un día perfecto la verdad. Ella estaba preciosa, con su vestido blanco y el pelo suelto sobre los hombros, exultante con esa sonrisa tan bonita que hace que olvide todo lo demás. ¿Quién lo iba a decir? Aún hoy van a esa playa después de treinta años de experiencias, de desengaños, de ilusiones, de sueños, en resumen, después de treinta años de convivencia que espera que no acaben nunca. Cierra los ojos mientras expira el humo lentamente. Ya se oyen sus tacones contra el parqué al fondo del pasillo e imagina su sonrisa al abrir la puerta y escuchar la música, como aquella primera vez que se encontraron por casualidad en uno de esos viejos clubes de la Habana, con vistas a la playa, donde el soul y el jazz son la única religión existente y donde un aficionado intentaba imitar al inigualable Marvin Gaye...