miércoles, 14 de diciembre de 2011

Y abrir esa puerta...

A veces te obcecas con algo tanto que no puedes ver con claridad. Nunca es fácil distinguir cuándo gana el corazón o cuándo la cabeza y ¡siempre es tan confuso...! Pero lo que no debes hacer nunca es dejar que eso te impida ver, "VER"  con mayúsculas. No vaya a ser que estés intentando abrir una puerta de la que no tengas la llave.


Si no es capaz de mantenerse la mirada a sí mismo...

¡Qué más dará todo ya! Cuando se ha perdido la ilusión, la esperanza, la alegría... Ya no queda nada, ni siquiera las ganas de salir adelante, o al menos eso piensa mientras se mira en el espejo. Ni siquiera se reconoce ya, no sabe quién es es ese que le devuelve la mirada en el espejo. ¿Tanto ha cambiado? Ni siquiera puede mantenerse la mirada a sí mismo. ¿Cómo se la van a aguantar a los demás? Todo esto es como un delirio más. Un delirio de grandeza, de sueños rotos, de una vida llena de engaños que de repente quedó reducida a su triste realidad, a una verdad tan deprimente como solitaria. ¿Dónde están todos aquellos que antes le apoyaban, que le saludaban por los pasillos en el trabajo y le invitaban a copas en los bares? ¿A dónde se fueron? Quizás detrás de otro que no esté en bancarrota. Es lo más probable. En fin... Ya no puede hacer nada. Ni le queda nada.

Se oyen pasos, suaves, lejanos, que se acercan lentamente. Bueno, quizás se equivocó... Sí que le queda algo y es lo más importante. Ella se agacha y le saluda con un beso... Y él... Tan sólo disfruta del momento. Un momento que al igual que todos los pasados con ella no cambiaría ni por todo el oro del mundo. ¿Para qué echar sus millones, sus coches, su mansión, de menos si la tiene a ella? No necesita nada más para ser feliz.


domingo, 4 de diciembre de 2011

Vivir es como dibujar

Empiezas con monigotes, en tu inocencia no ves los fallos y buscas evitar las complicaciones. Luego vas mejorando, aprendes de los errores, de ese dibujo mejor o peor hecho que el tuyo... Hasta que alcanzas la perfección. O casi. Y aún así habrá días en los que tan sólo harás garabatos sin sentido, esbozos sin ningún fin, hasta que la inspiración decida volver contigo.


Lo siento

Los sentimientos me ametrallan y no sé por dónde empezar y tampoco me puedo esconder de ellos. Sólo sé que me siento mal, muy mal por haberle fallado a un amigo, a alguien importante para mí... Porque las heridas del cuerpo curan, pero las del corazón nunca acaban de cicatrizar.


Cada vez menos nosotros

Y entre copa y copa... Una canción desgarradora. Mi canción, la de todos los corazones rotos por un amor que, como dijo Sabina, es "un juego en el que dos ciegos juegan a hacerse daño. Y cada vez más tú. Y cada vez más yo. Y cada vez menos nosotros".


lunes, 14 de noviembre de 2011

Felicidad

Ése era su nombre desde pequeñita, cuando su padre se lo puso por Felicity, un nombre tan inglés y tan lleno de alegría en un mundo plagado de sonrisas y de cariño. ¿Quién le diría que unos años después se sentiría así? ¿Tan vacía, tan lejos de todo aquello? Y todo cambió en un sólo día: años de felicidad truncados por unas cuantas horas....  Si pudiese volver atrás y borrarlas de su vida...

Aquel día ella se marchó llena de sueños y esperanzas a conocer el mundo, con ganas de devorarlo... Pero el mundo se la tragó y volvió sin nada, con las manos vacías, la cabeza gacha y lágrimas en los ojos. Todo lo que había echado tanto de menos en esos duros años ya no estaba, se había ido difuminando en la huella del paso del tiempo y ya no podía recuperarlo.

Cuando se dio cuenta de todo esto fue cuando cambió su nombre. Primero intentó que su nombre fuese Olvido, no quería recordar todos aquellos momentos felices que la atormentaban, pero los tenía demasiado arraigados.... Así que se llamó Soledad.


martes, 4 de octubre de 2011

¿Por qué?

Siempre está en el mismo rincón oscuro, sola, y llora y llora pero nadie sabe por qué, puede que ni ella misma lo sepa. Y mientras tanto el tiempo pasa rápido como el viento y se escapa como una sombra entre sus dedos antes de que se dé cuenta. Los segundos, los minutos, las horas, los días pasan... Sin embargo nada cambia: sus ojos siguen inundados, tristes, fijos en la lejanía, y sus ojeras cada día son más grandes, aún más marcadas que el día anterior.

¿Pero no ves el mundo que te rodea? ¡No todo es negro, no todo es dolor! Entonces, ¿por qué no paras de llorar? 

jueves, 22 de septiembre de 2011

Insignificante

Esa sensación de nuevo. Siempre vuelve, nunca la abandona por completo. Quizás sea la frialdad, la lejanía o la indiferencia de los demás, pero sea lo que sea sólo hace que se sienta  como un extraterrestre, como ese bicho raro, ese enanito verde que nadie quiere y al que todos miran de reojo como si no pudiese darse cuenta de sus miradas llenas de... ¿Llenas de qué? ¿De rencor? ¿De amargura? ¿De hastío? Probablemente ni siquiera ellos lo sepan. Es como miraría un león a una hormiga, exactamente la misma mirada: ni siquiera la ve en realidad y tampoco se molesta en conocerla, en saber de su existencia. Por supuesto que no le importa pisotearla o destrozarla al pasar: tan sólo es una hormiga más que corretea por el suelo en la que ni siquiera se fija. Para él es insignificante. 

Y mientras tanto la gente sigue pasando a su alrededor, cuchicheando, apretando el paso al pasar por su lado y nadie intenta saber qué le ocurre a esa chica tirada en el suelo que, impotente, sintiéndose pequeñita, no es capaz de levantarse una vez más para intentar hacerse ver en un mundo lleno de ciegos.


martes, 23 de agosto de 2011

A contracorriente

Así me siento yo. Contra viento y marea, porque el viento lo barre todo, se lleva hasta las palabras. Y la marea... La marea no deja rastros, te lleva lejos, mar adentro, donde ya nadie te puede alcanzar, allí de donde ya no puedes escapar.


domingo, 21 de agosto de 2011

Ceguera

Miles de personas... Miles de almas reunidas en un mismo punto por una causa común. ¿Suena bonito verdad? Por algo dicen que la fe y la religión atraviesa todas las fronteras. Tanta gente reunida, rezando, de fiesta, deseando ver al Papa, esperando encontrarse con el resto de fieles y vivir una experiencia inolvidable... Pero no todo es lo que parece. Sólo hay que ver los miles de conciertos (gratis por cierto) que se organizan para ellos, el alcohol y las noches enteras de fiesta que muchos llevan encima, y la vida que llevan.

Todas las religiones se deben respetar, no dejan de ser creencias que con el tiempo se han arraigado en las distintas sociedades y son tan respetables como cualquier otra. Sin embargo, ¿no deberían ser sus propios defensores los primeros en respetarlas? Yo en ningún lado veo la castidad, la vida de pobreza y de amor que tanto predica la Iglesia entre otras cosas. ¿Qué pasa con las muertes, mutilaciones, torturas y otros horrores cometidos a lo largo de la historia en nombre de la religión? Y no sólo en nombre de la católica, sino en nombre de todas las religiones. ¿Y quién da el derecho a nadie a creerse superiores a su Dios y decidir quién debe morir o vivir por tener otras ideas diferentes? O quién les hace creerse que son sus portavoces. No se puede ser el portavoz de alguien que no habla, que no emite palabras aunque supuestamente sí que pueda mostrarnos sus designios de otras formas no verbales... Tan difíciles de interpretar que a veces se manipulan en el interés de quién esté en el poder en ese momento.

Simplemente quería hacer una pregunta, ¿qué fue de aquella religión que servía para unir a miles de personas, sin que importase su origen o su procedencia, por una misma causa: el amor y la felicidad? En mi opinión las religiones deberían buscar eso y el bienestar de sus fieles, ajustándose todos (incluso sus propios representantes) al tipo de vida que tanto predican. Ya está bien de tanta ostentación de poder sobre las masas, que por otra parte, comparten la ceguera de sus guías espirituales. Ya no les importan las catástrofes, el dolor, ni los males del mundo. Tan sólo su propio bienestar y que éste perdure eternamente. A pesar de que para eso perjudiquen a los africanos a quienes niegan los métodos anticonceptivos, a pesar de que nieguen la eutanasia a quien más lo necesita, a pesar de que así causen o prolonguen el dolor a millones de personas. ¿Qué fue de su solidaridad y empatía?


jueves, 18 de agosto de 2011

¡Hasta pronto!

Estaban todos en la habitación, cómo no la de Lalo, hablando, riendo como siempre y se durmió. Estaba tan cansada... Pero de repente se despertó y al no sentir a los demás a su lado y se levantó para ir a buscarlos... Pero aquella era su habitación. No la de Lalo. Y lo peor era que estaba a miles de kilómetros de ellos y saber esto fue un mazazo aún más duro que la despedida. Y le duele pero en cierto modo eso lo alegra porque siempre se dice que lo que te duele nunca se olvida. Y cada kilómetro que la separa de ellos la mata lentamente. Cada minuto, cada hora que pasa sin ellos le duele a pesar de que el tiempo juntos fuese tan corto... Pero tan intenso, lleno de alegrías, de sonrisas, de lo más importante: de amistad.

Y por todo esto y mucho más sabe que nunca olvidará a ninguno: a la morenita que mordía a todo el mundo, a los locos de los gemelos, a la venezolana con la sonrisa más bonita del mundo... A ninguno. Y sabe que por mucho tiempo que pase esto no es un adiós, tan sólo es un hasta pronto, porque algún día los volverá a ver. Y mientras tanto seguirá siendo la peor imitadora de venezolano del mundo, una artista loca y fumada a la que no le hacen falta sus porros, pero a la que le faltan a su lado cuatro amigos. Y como se niega a decir adiós a los que quiere y que tanto le han demostrado su cariño, que le han guiado en los momentos de ceguera, decide quedarse con un ¡hasta pronto!


miércoles, 17 de agosto de 2011

Miles de huellas más

A veces el dolor ajeno es peor que el propio,
bien por ser la causa, o bien por no ser el remedio.



Me hundo, no puedo parar al mar, ni siquiera a este 
mar de lágrimas. Tampoco logro vencer al torrente cargado de
 tristeza que da vida a esta locura.



Siempre me he preguntado por qué el saber 
que otros también sufren nos hace sentir mejor. ¿Tanto nos alegramos del dolor ajeno? ¿O es que 
así nos sentimos acompañados, arropados, en nuestro particular pozo sin salida? 

Quizás sólo sea una forma de evitar que nos pese tanto la  soledad en los momentos en los que más abandonados nos sentimos.


Y a veces la inmensidad del mar o la soledad te asustará... 
Pero recuerda que en la arena hay grabadas miles de huellas.

¡Véndete!

Vende... Vende la casa, devuelve los coches al concesionario, ¡rómpelo todo! Deshazte de todos esos recuerdos molestos, de todo aquello que te impide alcanzar el ideal de persona influyente, con dinero. Cómprate un Porsche, una mansión, trajes caros, gafas italianas como las de el actor de la portada de la revista. Cuanto más caro mejor. Vende también tus amistades por otras, cámbialas si puedes por otras con mejores contactos. Tan sólo son unos cromos de tu colección, así que ¡qué más da!. Conviértete en alguien con miles de personalidades, una para cada momento, para cada persona, para cada objetivo que te fijes. Transfórmate por tanto en una persona que tan sólo es una marioneta de sí misma, sin nada fijo en lo que apoyarse. Y cuando hayas hecho todo eso vende también tus sueños, esos en los que eras feliz.


lunes, 15 de agosto de 2011

Casi un siglo

Noventa y nueve años. Casi un siglo de experiencia, de vivencias, de dolor, de alegría, de tantas cosas... Prácticamente cien años de vida que ya le empiezan a pesar, que se le empiezan a hacer eternos y por eso no puede evitar preguntarse sobre la muerte. No le puede quedar tanto. ¿Le preocupa su llegada? No deja de ser atemorizante, sobre todo ahora que él ya se fue y no va a estar  con ella cuando llegue el momento. Pero también cuando caiga la guadaña sobre ella tendrá lugar su reencuentro. Aún así, lo nuevo, los cambios, las novedades en general siempre le dieron miedo.

¿Qué será lo que tiene la muerte que tanto preocupa a la gente? A ella nunca le preocupó. Sin embargo, ya tiene una edad y pensar en ello es algo normal, ¿no? ¿Tiene miedo o ya está lista? No. Miedo no tiene, pero tampoco se está preparado nunca para algo tan fuera de lo común, para el fin de todos los fines. Tan sólo es algo más que le toca vivir, una experiencia más que acabará con todos sus recuerdos. Pero no lo teme. Sería una tontería a su edad preocuparse por ello, cuando ni de joven lo hizo. Cierra los ojos. A la muerte no se le debe tener miedo, ni siquiera aunque sean sus últimos segundos de vida. ¿Dolerá o sentirá algo cuando ocurra? 

Abre los ojos y ve el suelo acercándose mientras el coche cae descontroladamente, a punto de estrellarse, de espachurrarse como si de un papel se tratase. Igual de fácil. Sin embargo, se siente tranquila sabiendo que ya ha vivido todo lo que tenía que vivir y de forma que no hay culpas que la atormenten en esos últimos instantes. Y decide dedicar su último pensamiento a los que le están esperando al otro lado de la luz y a los que seguirán guardando su recuerdo. Su tiempo ya se ha acabado.

martes, 9 de agosto de 2011

El olvido

Tiene miedo, pero ¿de qué? Tal vez de la soledad, de la muerte, de la verdad, de la mentira, de los demás, del dolor... Pero no, no es nada de eso en realidad. ¿Entonces qué es lo que teme? El olvido. Tan sólo eso, al igual que millones de personas en el mundo, al igual que todos los grandes personajes, que los grandes locos de la historia. El olvido de los que le quieren, el olvido de los que le odian, de los que le son indiferentes. Y tiene miedo de que no quede nada suyo, de no dejar su propia huella en el mundo cuando desaparezca. Piensa en Hitler, en Marilyn Monroe, Charles Chaplin, Obama... ¿Qué les llevo a la cima del mundo, a ser tan influyentes, tan poderosos, a dejar esa marca imborrable en el mundo, en la sociedad? ¿Fue el miedo al olvido tal vez? O quizás  simplemente la locura, su pasión por las personas o el amor a las cámaras de televisión. ¡Quién sabe! La realidad es que ellos no forman parte del olvido y miles de personas en el mundo buscan eso mismo, lo desean como la vida misma.

Mientras piensa esto se asoma a la ventana. Está muy alta. Y piensa en qué va a hacer por un minuto de gloria, aunque no sea eterna. Mira hacia abajo y ve a la gente pequeñita, allá al fondo. Bueno, quizás no la recuerden a ella, pero al menos sí lo que va a hacer y con eso le vale. Un pie sobre el alféizar... y ahora el otro, con cuidado. Sale por la ventana, sujetándose bien al marco y se sube al reborde que rodea el edificio a la vez que engancha algo a su ventana. 

Todavía no ha mirado siquiera hacia abajo, le dan pavor las alturas. Despacito, muy lentamente, siempre con miedo de caerse, se da la vuelta y ahora sí dirige su mirada a la calle que pasa por debajo. Sonríe por un momento y luego salta para vivir su minuto de gloria, cayendo, acercándose al suelo... Y luego un tirón y se queda colgando sobre el abismo. Y también se golpea contra la pared del edificio al parar su caída en seco. Pero se siente feliz al mirar hacia arriba y ver la pancarta que cuelga de su ventana y que extendió mientras caía. Ahora todos sabrán la verdad sobre el olvido y tal vez una vez que sepan su secreto el mundo sea un poco mejor.

Mientras tanto piensa en todas las cicatrices, en las marcas que le han ido dejando todas las personas que han pasado por su vida y sonríe, exultante, porque sabe que ya ha dejado no sólo una huella, si no miles en forma de recuerdos de todo tipo. Y lee la pancarta por última vez antes de que un policía asustado le ayude a meterse de nuevo dentro del edificio pensando que es una suicida. Tan sólo ponía:  "no existe el olvido. Sé feliz".


jueves, 28 de julio de 2011

Diente de león

Hay canciones para todo, pero es casi imposible encontrar alguna que se refiera a todas esas pequeñas cosas que nos hacen sonreír, que nos hacen felices por unos instantes. Y a veces esas pequeñas cosas son las más importantes. ¿Por qué las olvidamos entonces? A veces es tan simple como que te regalen una margarita, un barquito de papel o un regaliz. O tal vez haya una sonrisa escondida tras un rayo de sol, o por qué no, tras unas gotas de lluvia, junto al arco iris. Quién lo diría... What a wonderful world.....! La pena es que nos perdemos toda su belleza por fijarnos demasiado en el dinero y no en lo que importa. ¿Quién quiere miles de rosas o de orquídeas teniendo un diente de león? Sobre todo si ese diente de león te lo da alguien que te quiere y con él dice lo que miles de palabras no pueden expresar.


jueves, 7 de julio de 2011

Sabina

A los quince los cuerdos de atar me cortaron las alas,
a los veinte escapé por las malas del pie del altar,
a los treinta fui de armas tomar sin chaleco antibalas,
Londres fue Montparnasse sin gabachos… Atocha con mar.
A los cuarenta y diez naufragué en un plus ultra sin faro,
mi caballo volvió solo a casa, ¿qué fue de John Wayne?
Me pasé de la raya con tal de pasar por el aro,
con 60 qué importa la talla de mis Calvin Klein. [...]


Mi manera de comprometerme fue darme a la fuga.

Sabina

viernes, 1 de julio de 2011

Yesterday

... Había olvidado todos los problemas, todo el dolor pasado, la había olvidado incluso a ella. Pero los Beatles, siempre ellos, hacen que la recuerde a cada momento, a cada instante que respiro. 

Miro su colección de discos de vinilo que a mí ni siquiera me gustaba, pero eran su tesoro, su pasión. Por eso yo los guardaba y cuidaba como a la mayor joya del universo. Aún sigo haciéndolo. Puede que incluso mejor que a mi propio corazón. ¿Pero en qué momento cambió todo? Tan sólo soy una sombra de aquella que ya era por entonces.

La música sigue sonando, imparable, y ya no lo soporto: me recuerda que ella se tuvo que ir, que ya nada es como ayer, Lennon bien lo sabe. Y también hace que me vuelva a  la mente que yo no pude hacer nada, que no hice nada por evitar que recogiese sus cosas y se marchase con su mirada triste en busca de alguien que se la pudiese cambiar por una de felicidad, por alguien que no estuviese tan hundido y perdido como yo, que luchase por verla sonreír todos los días. 

Lo peor es que ni siquiera me acuerdo de cuándo fue la última vez que la vi sonreír, quizás nunca lo hice. Y ahora sólo me quedan estos discos de vinilos y esta canción, yesterday, que me rompe en mil pedazos cada vez que la escucho... Que me hace ver que no la supe querer y que ahora vivo enterrado entre recuerdos de un amor del ayer que ya nunca volverá.

Y Lennon sigue cantando, suenan los últimos acordes... Recuerdo sus ojos, profundos como un lago, con el dolor grabado a fuego en ellos y ya no lo aguanto más. Sí, ahí sigue la bombona de gas  abierta, el mechero que dejé sobre mis rodillas... Y lo enciendo.

miércoles, 29 de junio de 2011

Donde el soul y el jazz son la única religión

De fondo aquella canción. Un clásico, cómo no, el inolvidable Ain't no mountain. A ella le encanta y él lo sabe. Mientras espera decide coger un cigarro, bueno no, mejor un puro, que hace mucho que no fuma y mejor tabaco que ese... Difícil de encontrar. Sin embargo, su mano se detiene a pocos milímetros de la caja: los médicos le prohibieron fumar hace unos meses. Esos matasanos... ¡Qué sabrán! Un puro no le va a matar y no hay mayor placer que fumarse uno de vez en cuando con tranquilidad, disfrutando cada calada. Lo enciende y aspira el humo mientras le vienen a la cabeza los recuerdos de un día soleado, en la playa, con el rumor de las olas de fondo. Un día perfecto la verdad. Ella estaba preciosa, con su vestido blanco y el pelo suelto sobre los hombros, exultante con esa sonrisa tan bonita que hace que olvide todo lo demás. ¿Quién lo iba a decir? Aún hoy van a esa playa después de treinta años de experiencias, de desengaños, de ilusiones, de sueños, en resumen, después de treinta años de convivencia que espera que no acaben nunca. Cierra los ojos mientras expira el humo lentamente. Ya se oyen sus tacones contra el parqué al fondo del pasillo e imagina su sonrisa al abrir la puerta y escuchar la música, como aquella primera vez que se encontraron por casualidad en uno de esos viejos clubes de la Habana, con vistas a la playa, donde el soul y el jazz son la única religión existente y donde un aficionado intentaba imitar al inigualable Marvin Gaye...

martes, 28 de junio de 2011

Tras esa sonrisa...

Otra foto más. Otro reportaje más en el que aparece, con esa sonrisa que tanto gusta a sus fans y que él ha acabado por odiar. Mira la foto más de cerca, nada le disgusta más que verse en todas las portadas de revistas, que la gente sepa todo sobre su vida... Y los paparazzi. Eso es lo que peor lleva de todo porque le obligan a sonreír cuando ni siquiera tiene ganas de hacerlo. ¿Lo peor? Bueno, al fin y al cabo quizás no sea lo peor. Aún le duele mucho más que sus "amigos" vean esas mismas fotos y no les interese saber qué hay tras esa sonrisa, qué es lo que la lente de la cámara no pudo captar y que esconde a todo el mundo. Tan sólo ven las fotos y comentan: "estás tan guapo como siempre, ¡ya quisiera yo....!".

¿Y qué pasa con esa mirada triste, con esa apatía en las fiestas, lejos de las cámaras indiscretas? ¿Acaso las sonrisas falsas, las apariencias y lo famoso que seas es lo único que importa? Aún se acuerda de cuando vivía con sus padres mucho antes de que empezase toda esta locura con los flashes persiguiéndole, acechándole tras cada esquina. Entonces era feliz, tenía amigos, amigos de verdad... ¿Y dónde están ahora? Ni siquiera lo sabe, por su estupidez, por creerse mejor que nadie, por dejarse engañar por las estrellas y sus apariencias, por dejarse seducir por las cámaras.

Echa un último vistazo a la revista. Ni siquiera va a leer el artículo, siempre es lo mismo, siempre las mismas mentiras y palabras vacías. Se gira y mira una foto en la que aparece un chico joven, guapo, con una chica de su misma edad, riéndose de cualquier tontería. Hacía años que no veía esa foto. Tal vez no sea tarde para llamarla e intentar arreglar el olvido del pasado.


Nada

Éste es un extraño sentimiento: un vacío interior que nada llena pero que tampoco te atreves a llenar. Te da miedo volver a abrir la puerta, entregar su llave y que cuando te quieras dar cuenta te hayan dejado sin nada otra vez. Quizás por esto la Nada es tu mejor aliada, porque evita que lleguen el dolor, el desengaño, la pérdida de una, de muchas ilusiones, evita que tu corazón sangre. 

Y mientras te aferras a ese vacío, la puerta sigue cerrada y cada día tiene una cadena, un candado más que evita que desaparezca ese sentimiento, que te aferra a él desesperadamente.


lunes, 27 de junio de 2011

Un sueño sin sueños

Y entonces me agarra y me desgarra por dentro, me ahoga, me empuja hacia el fondo. Y mientras tanto a cada segundo que pasa yo me muero un poco más en medio de esa agonía, de ese dolor tan intenso que me oprime el pecho, que no me deja pensar en nada más, en medio de esa sensación de vértigo en el estómago. Intento respirar, hablar o hacer algo para pedir ayuda. También intento luchar por mi vida, salir de ese pozo sin fin. Pero todo en vano: ya no me queda aire en los pulmones ni fuerzas y el miedo me vence. Y tampoco me quedan apoyos de ningún tipo. ¿Dónde están todos? ¿Por qué nadie me ayuda ya?

Ya no distingo nada a mi alrededor y mi vista se va nublando, se apaga.... Y mis ojos finalmente se cierran. Ya no siento nada, el dolor se fue y tan sólo es un vago recuerdo. Sólo queda el sopor y una última imagen en la mente: él, con su sonrisa, deslumbrante como siempre, inalcanzable. Pero también se desvanece poco a poco... Ahora sólo queda la oscuridad, pero es tan acogedora... Puede que incluso dulce. ¿Para qué querer ver si sólo te espera un mundo lleno de color, pero cruel?

Quizás un sueño sin sueños, sin colores que me hagan sufrir, sea la mejor opción.

domingo, 19 de junio de 2011

Anciana

Y se siente sola... Abandonada en un mundo cruel, que no entiende y del que nunca quiso formar parte. ¿Qué fue de aquellos días de la infancia, de alegría, de juegos? Ni siquiera fueron hace tanto tiempo: tan sólo un par de semanas antes reía y gastaba bromas a sus primos en el patio de su casa. Ahora ni siquiera sabe dónde están o si siguen vivos.

Se siente encerrada en vida, anciana a pesar de ser una niña. Y todo por culpa de unos extraños que irrumpieron en su casa, en su vida, armados hasta los dientes para llevárselos a todos de allí entre gritos, entre empujones y golpes. ¿Y ahora qué le queda? Una celda oscura, sucia y estrecha que comparte con su madre y otras mujeres. Y los recuerdos tan felices, tan tristes a la vez, de cómo era todo antes de que la violencia lo destrozase a su antojo. Mucho antes de ser una anciana en un cuerpo de niña, con esa terrible sabiduría de muerte, dolor y miedo que sólo la guerra proporciona.

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jueves, 16 de junio de 2011

¿Por qué escribes?

Para desahogarme, para terminar de ahogarme, para no ahogarme.
Escribo para olvidar, para curar las heridas que no se pueden cerrar de otra manera.
Escribo para expresar todo aquello que no consigo decir.
Escribo para escapar, para mostrar todo lo que no sé demostrar.
Escribo para recordar, pero no para borrar.
Escribo... En fin, escribo para poder bailar con las palabras, para soñar, para vivir...

Yo soy el autor de mi vida: pero lo escribo con boli, por eso no puedo borrar mis errores.



Al tuntún de la luna y las mareas

Ya no es posible pretender amar sólo en febrero, ni al tuntún de la luna y las mareas. Si se apagan las velas, que se apaguen; si se mueren las rosas, que se mueran; si se pierde un guante, bien perdido está. Nada se parece a ti, y por tanto me parece conveniente no compararte con nada. Más que harto estaba ya de la traición gélida de los espejos. De la trampa y el cartón de los misterios y la coquetería boba de las leyendas, los laberintos, los crucigramas.

Sentado en la cocina y apoyada la espalda contra el frío real, me dispongo por fin a quererte, pero no como los niños con ese amor caprichosamente desesperado, no entre los tesoros que en realidad no tengo, sino en serio.

Con las palmas hacia arriba y los ojos bien abiertos.
Ray Loriga



miércoles, 15 de junio de 2011

¿Phyladelphia o Jale?

Gran pregunta que se hace la protagonista de una película (ambientada en 1954) que aún refleja la triste realidad en algunos casos. Hay un par de escenas que no me logro quitar de la cabeza. En la primera de ellas aparece una joven con mucho talento y que sueña con ser abogada. Por su gran capacidad la aceptan en la universidad de Jale, pero según las palabras textuales de su marido "son muchos kilómetros de distancia y le va a ser imposible tener la cena lista a las 7" si ella acepta ir a esa universidad y él tiene que ir a la de Phyladelphia, mucho peor. 

Otra escena: una hija decide divorciarse porque su marido la engaña y se lo cuenta a su madre. ¿Y cuál es la respuesta de la encantadora señora? Que ése es un trato que todas hacemos, que debe aguantar, volver a casa y esperar a su marido.

Todo esto ocurría de verdad hace 60 años y aún hoy vemos casos en el periódico de violencia machista, todavía hay matrimonios por conveniencia. En todos estos años, ¿no hemos avanzado nada? Vivimos en una sociedad hipócrita que sólo avanza de puertas para afuera. Su corazón es casi el mismo. Por suerte, no el mismo del todo aunque sí muy parecido. Ahora al menos hay más igualdad y derechos para todos, aunque todavía falte que esos derechos y esa libertad no sean tan sólo una ley, un trozo de papel, y pasen formar parte de la nueva sociedad.

Todavía podemos evitar que esas escenas de las que hablé (y tantas otras aún más duras y sangrientas, o incluso mortales) se repitan. Las mujeres también somos personas.


Antes de despedirme por hoy, permitidme una última escena más actual, cercana y dolorosa como ejemplo de lo poco que hemos avanzado: una mujer que perdió a su padre, a su hermano y actual marido después de que su exmarido los asesinase e intentase agredirla a ella y a su madre también.  Y delante de sus niños. ¿De verdad queremos que nuestros hijos convivan con esto día tras día? O aún peor, ¿que lo lleguen a sufrir ellos mismos?

lunes, 13 de junio de 2011

Yo aquí estudiando... Y fuera Alex Ubago tronando sus penas.

Extraño

Mírate en el espejo. ¿Te reconoces? ¿Eres tú o es otra persona a la que no te gustaría conocer la que ves ahí reflejada?

Si te reconoces es que has sido fiel a tus principios, a tu forma de ser: eres quien siempre has querido ser.

Si por el contrario te preguntas quién es ése que ves ahí es que te has convertido en un extraño incluso para ti mismo. Tal vez en algún momento olvidases que todos somos personas y seguiste el lema de la sociedad: "pisa a quien sea necesario... ¡Pero trepa!"

Aún así, nunca es tarde para cambiar. Vuelve a aquel instante en que decidiste cambiar y convertirte en un extraño y vuelve a ser tú mismo: ni más ni menos que una persona.

Las olas

Vienen y van caprichosas, a merced del viento. En cuanto comienza la tempestad, son imparables, arrasan con todo. Pero cuando el viento se calma vuelven a ser igual de juguetonas, inofensivas y pequeñitas como siempre. Son igual que las personas, o quizás las personas seamos como olas a merced de los sentimientos, que nos mecen, que nos cuidan, que nos destrozan también con la misma facilidad.

domingo, 12 de junio de 2011

Sol

Así se llamaba ella, como el astro rey, y al igual que él ella predominaba en la vida de los que la rodeaban iluminándola, siendo el centro de su universo. Todos adoraban a la chiquilla.

Tan sólo tenía tres añitos... Tres añitos y un padre alcóholico que hizo que el sol, que Sol se apagase para siempre una noche de borrachera dejando ciegos, desorientados a todos los que la conocían. Para ellos ya no volvió a haber ni día ni noche. 

Sol se había ido para siempre.

Esos zapatos...

Ahí siguen... Igual de rojos que el primer día. Desde luego, se adaptan a mí con mucha facilidad, tanto que no soy capaz de deshacerme de ellos. Tan sólo me falta la nariz roja. Y aunque intente olvidarlos siempre los llevo puestos y me hacen tropezar después de andar como un pato mareado todo el día por su culpa. Y tropiezo... Y me caigo y me doy de bruces contra las piedras. Otras veces tan sólo me caigo en un charco de agua fría que hace que abra los ojos con sorpresa, de repente. Sin embargo, alguna que otra vez gracias a ellos también logro arrancar alguna sonrisa sincera a alguien y eso compensa todo lo demás. Por eso nunca querría olvidarlos: no dejan de representar muchos momentos de mi vida, no dejan de ser mis zapatos de payaso, mis buenos y malos momentos.