viernes, 29 de marzo de 2013

¿Una más?

Quisiese no escribir una ñoñería más, escribir algo dulce y que llegue a lo más profundo del alma, pero desde la serenidad de la realidad. Sin embargo, sé que no es tarea fácil. ¿Cómo describes ese no se qué...?¿Pero que sí sabes qué en el estómago? "Mariposas", lo llaman. Como siempre las palabras no hacen justicia al sentimiento... Que te llena, que te mece, que te arrebata toda racionalidad mientras tú te intentas aferrar a ella desesperadamente... A la vez que te dejas llevar. Y te dejas arrastrar por las emociones mientras intentas mantener el rumbo, encontrarle una lógica, el por qué de esos arrebatos... Es imposible que una mirada, un leve roce o una sonrisa... Una presencia que tan sólo intuyes, te altere hasta lo más profundo.
 
 

¡Alto! ¡Detengámonos un instante! ¿Qué pasa? ¿Qué ocurre? ¿Qué es todo esto? ¿Y esas ganas de vivir, de luchar, esa ilusión, esas sonrisas, esos sueños, esas ganas...? Todo eso no va contigo, no. Tú no eres así. ¿O sí? Te sientes bien, agusto, querido, correspondido, mimado... Feliz. ¿Qué problema hay? ¿La felicidad? Tal vez sea eso... Depender de alguien para poder sentirte pleno, lleno, seguro... Nos aterroriza todo aquello que no conocemos ni podemos controlar y la felicidad no es algo que podamos manejar a nuestro antojo, ¡es tan caprichosa...! Pero lo importante es saber con quién puedes alcanzarla, porque si no tienes con quien compartir tus inquietudes y alegrías, no hay dicha.
 

Para bien o para mal las personas somos animales sociales, y nuestra felicidad siempre es compartida. Sin ella, sólo nos queda la soledad que viene con su amiga indiferencia, pero no son buena compañía, no comparten nada y lo arrebatan todo.
 
 

domingo, 24 de marzo de 2013

La sinfonía

Quizás el problema no sea saber qué es lo que pasa y de la vida, de tus historias, de tus idas y venidas. Tal vez el problema sea que vuelas, tu independencia... Tu pasado, un mal trago. Historias para no dormir, cadenas que cercenan. Tu vida. Un perdón que nunca llega. Una melodía que de repente chirría, detonante y desentonante en aquella sinfonía de la gran orquesta que es la vida...

jueves, 7 de marzo de 2013

En el desván


Una caja, cubierta de polvo, sin más marcas que el maltrato del tiempo y rayonazos de algún propietario descuidado, de los viajes y los imprevistos... Y ahí está, en medio del desván entre un baúl que pone "primeros años de mi vida", cargada de inocencia y de felicidad.... Y otra caja totalmente desgastada, arrugada, estropeada y maltratada en la que unas letras angustiadas, estrechas, amontonadas unas sobre otras intentando protegerse del frío del lugar rezan..."Los sinsabores y colores más oscuros de la vida". 

Coges la primera caja... Con mimo, con celo. No pone nada, simplemente está gris, indiferente, oscura, solitaria entre los trastos del desván, dolorida por el olvido de la vida, de los demás, de uno mismo. 


Le das la vuelta, la meces, la abres... Dentro no hay nada que puedas reconocer y aún así sabes que tú eres esa masa informe, retorcida en algunos puntos hasta esa agonía que te hizo olvidar quien eres. Fijas más la atención y reconoces un punto de un color indescriptible, intenso, maravilloso, que poquito a poco conquista todo lo gris y doloroso desde el corazón de todo, dándole forma con cuidado, con cariño, dándole luz, vida, calidez. Y te encuentras a ti mismo de nuevo en ese arco iris que se expande, reconoces ese "yo" que algún día fuiste y que creías que tan sólo formaba parte de un sueño escondido en la niñez.

Miras a tu alrededor en busca de la fuente de esa melodía interminable de colores y ahí está, a t
u lado: esa mirada, esos ojos, esos brazos que te han acunado y te han sabido sacar de esa locura... Del vacío. De la ausencia de vida, de la indiferencia.

Atrás queda la negrura en su baúl bien encerrada y te aferras a esa mirada que te promete que no te dejará volver a caer y le entregas sin dudar la caja,  brillante, reluciente ahora como ninguna, porque por fin ha recordado qué es, con unas letras grabadas a fuego que dicen "yo".