Ese virus que nos emponzoña la imaginación, la alegría o incluso la vida sacando viejos temores, haciendo surgir nuevas pesadillas... Nos hace sentir hormigas en un mundo de gigantes en el que el porvenir inamovible, temible, lento en su andar y a la vez demasiado rápido se acerca sin que puedas evitarlo. Y tú intentas encontrar la cueva de Alí Babá, decir "ábrete sésamo" y no salir jamás, que esos futuros variables, crueles, indescifrables y temidos no te alcancen, que no adivinen las palabras mágicas que llevan a tu refugio.
A veces no es otra cosa ni más ni menos que la incertidumbre lo que nos mata.
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