sábado, 16 de enero de 2016

Enfermedad

A veces repasar el pasado es confuso. Miles de imágenes, de recuerdos, de sentimientos, de los que de repente te das cuenta que ya no queda nada: la gente, el tiempo, las cosas, todo es pasajero. Incluso todo aquello que considerabas como algo inamovible o eterno desaparece. Sin embargo, al menos a mi me gusta repasar ese álbum de fotografías que es mi vida, y no con dolor o tristeza, al contrario: con ternura. La melancolía a veces viene después, por lo que pudo ser y ya no será o incluso por lo perdido. ¿Pero cómo sería ahora mi vida entonces si algo hubiese ocurrido de otra forma?

Creo que eso es lo más difícil de ser humano, ser consciente de todo lo que has sido, lo que eres y atisbar lo que podrá ser tu vida sin sentir ni por un segundo remordimiento o melancolía. Y convivir con ello. Y yo no me arrepiento de nada, soy feliz con mi presento y acepto mi pasado, aunque a veces siento que me ha tocado un mundo loco y lleno de hipocresía y cosas sin sentido. Y de eso sí que me arrepiento.¿Qué no cambiaría? Porque desvaríos es lo que llenan las noticias, con historias que deberían ser inventadas: los políticos que roban a los que representan, niños de los que se abusa, gente que muere de forma brutal por culpa del poder.

Al final todo se reduce a eso: poder, control, dinero, llámalo como quieras. Pero eso es lo nos lleva a la ruina, con cada ser intentando controlar su vida y la de los demás, imponiendo su voluntad, sus ideas... Su fuerza. Su egocentrismo.

Tal vez sea la naturaleza humana, en parte, o tal vez, sea la educación... O quizás que ya no sabemos lo que significa humanidad y hemos olvidado que todos somos personas, con antepasados de todos los tipos y razas que han tenido todo tipo de dificultades.

Sin embargo, sería hipócrita si dijese que se puede vivir en una sociedad ideal, sin ningún problema o lucha interna. Siempre hay alguien que quiere más, o que no está de acuerdo. También hay quien sabe resolver las diferencias pacíficamente y quien  hace uso de artificios y engaños para lograr sus fines sin empatía alguna por los demás o remordimiento por el daño que causan, algo que debería ser considerado una enfermedad. 

Consideremos, por tanto, que una parte de la humanidad está enferma. Una parte demasiado grande como para que para mi este sea un mundo sano, aunque no esté falto de cosas maravillosas.

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