jueves, 14 de febrero de 2013

Un niño grande

A veces los sentimientos son tan confusos como la vida misma, que te arrastra y te guía en su locura desde el pozo más profundo a la más alta de las cumbres. Ahora estás sumido en tus penas, ahogado por un dolor que desborda... Pero quizás mañana encuentres unos ojos, una caricia, una sonrisa, que te haga sentir como un niño. Y eres un niño... Un niño grande, sonriente, anhelante de felicidad, de esa pasión tan pura, tan inocente... Y como un niño no puedes parar de sonreír y te responden con esa mirada que te trastoca, que hace que te sientas pequeño de nuevo, descubriendo el mundo por primera vez... Con timidez unas veces, con una pasión desenfrenada otras. 

Mientras tanto, sin darte cuenta, cada vez tu sonrisa se hace más grande, y aunque temerosa se asoma poco a poco, no por ello carece de esa calidez que hace que algo se retuerza en tu interior suavemente, dulcemente. 

Aún no habéis cruzado ninguna palabra y, sin embargo, tú te sientes como si te hubiesen dado la mejor bienvenida del mundo, arropado por esos ojos y esa sonrisa que no te pierden de vista y que en un momento te han trastornado, convirtiendo la sombra que eras en pura felicidad. Y descubres que sigues siendo ese niño que ya habías olvidado, pero que sigue cargado de ilusiones, anhelante por descubrir el mundo que te ofrece esa sonrisa que te ha robado el alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario