sábado, 4 de julio de 2015

¿Dónde?

Toda una vida, unos cuantos años vistos en retrospectiva. ¿Y qué has aprendido? A no confiar en la gente, a no lanzarte, a guardarte las cosas; si es que esto es aprender. Lo peor es esa sensación de no encontrarte, de ya no saber más quién eres o qué quieres.

Miras hacia atrás, a toda esa melancolía, sonrisas a medias, llantos que nunca llegan a serlo. Intentas recordar algo positivo, como las batallas superadas, ¿pero cuáles? Hace años que ni siquiera intentas luchar de verdad, o ni  tan siquiera avanzar. Te quedas estancado, parado, agarrotado sin defenderte o intentar caminar. ¿A dónde quieres ir a parar? ¿Dónde se quedaron tus ganas por vivir?

¿Y las cosas que te hacían feliz? Olvidadas en algún cajón oscuro. ¿Y las que podrían hacerte feliz? Las vas dañando, las alejas, te aíslas en tu mundo lejos de ellas.  Ni siquiera te sientes ya parte de todo aquello que solías ser, sólo de tu propia realidad a la que huyes cada vez que alguien o algo te roza el alma. 

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