miércoles, 15 de junio de 2011

¿Phyladelphia o Jale?

Gran pregunta que se hace la protagonista de una película (ambientada en 1954) que aún refleja la triste realidad en algunos casos. Hay un par de escenas que no me logro quitar de la cabeza. En la primera de ellas aparece una joven con mucho talento y que sueña con ser abogada. Por su gran capacidad la aceptan en la universidad de Jale, pero según las palabras textuales de su marido "son muchos kilómetros de distancia y le va a ser imposible tener la cena lista a las 7" si ella acepta ir a esa universidad y él tiene que ir a la de Phyladelphia, mucho peor. 

Otra escena: una hija decide divorciarse porque su marido la engaña y se lo cuenta a su madre. ¿Y cuál es la respuesta de la encantadora señora? Que ése es un trato que todas hacemos, que debe aguantar, volver a casa y esperar a su marido.

Todo esto ocurría de verdad hace 60 años y aún hoy vemos casos en el periódico de violencia machista, todavía hay matrimonios por conveniencia. En todos estos años, ¿no hemos avanzado nada? Vivimos en una sociedad hipócrita que sólo avanza de puertas para afuera. Su corazón es casi el mismo. Por suerte, no el mismo del todo aunque sí muy parecido. Ahora al menos hay más igualdad y derechos para todos, aunque todavía falte que esos derechos y esa libertad no sean tan sólo una ley, un trozo de papel, y pasen formar parte de la nueva sociedad.

Todavía podemos evitar que esas escenas de las que hablé (y tantas otras aún más duras y sangrientas, o incluso mortales) se repitan. Las mujeres también somos personas.


Antes de despedirme por hoy, permitidme una última escena más actual, cercana y dolorosa como ejemplo de lo poco que hemos avanzado: una mujer que perdió a su padre, a su hermano y actual marido después de que su exmarido los asesinase e intentase agredirla a ella y a su madre también.  Y delante de sus niños. ¿De verdad queremos que nuestros hijos convivan con esto día tras día? O aún peor, ¿que lo lleguen a sufrir ellos mismos?

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