Así se llamaba ella, como el astro rey, y al igual que él ella predominaba en la vida de los que la rodeaban iluminándola, siendo el centro de su universo. Todos adoraban a la chiquilla.
Tan sólo tenía tres añitos... Tres añitos y un padre alcóholico que hizo que el sol, que Sol se apagase para siempre una noche de borrachera dejando ciegos, desorientados a todos los que la conocían. Para ellos ya no volvió a haber ni día ni noche.
Sol se había ido para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario